LA PERSONA PRESENTADA EN LA PALABRA
Nosotros no éramos personas buenas antes de ser salvos. En aquel tiempo no teníamos a Cristo. Pero ahora tenemos a esta persona viviente y no necesitamos la religión ni la ética. Desafortunadamente, nosotros los cristianos todavía estamos bajo la influencia de los conceptos religiosos y éticos de hoy. Estos conceptos nos impiden ver a esta persona viva incluso cuando acudimos a la Biblia. Debemos dejar todas estas preocupaciones y orar, diciendo: “Señor, vengo a Ti por medio de Tu Palabra. La Biblia es Tu Palabra. Renuncio a mis conceptos; sólo te quiero a Ti”.
¡Cuán maravilloso es Aquel que se nos presenta en este libro! Él era la Palabra; Él era Dios; Él se hizo carne, en Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. ¿Les suena esto semejante a la religión o a la ética? Cuando yo era joven, me preguntaba cómo Él podía ser Dios y la Palabra, y cómo podía recibirle como mi vida. Con el paso de los años descubrí que Él no sólo es la Palabra, sino también el Espíritu. “El Señor es el Espíritu” (2 Co. 3:17). Luego, en Juan 6:63 podemos ver que la palabra es también el Espíritu. Él es una sola persona que se llama el Señor, la Palabra y el Espíritu. Estos tres son uno. El Señor también es vida (14:6), al igual que lo son la Palabra y el Espíritu (6:63; Ro. 8:10). El Señor, la Palabra, el Espíritu y la vida son cuatro en uno.
(Mensajes de vida, tomo 2 (#42-75), capítulo 4, por Witness Lee)