Mensajes de vida, tomo 2 (#42-75), por Witness Lee

LA DECADENCIA EN EL ENTENDIMIENTO ESPIRITUAL DE LA PALABRA

Poco después que los libros del Nuevo Testamento se terminaron de escribir y los apóstoles pasaron a la historia, surgió un nuevo grupo de personas, conocidas como los padres de la iglesia. Ellos iniciaron el estudio de la cristología y se enredaron en muchos debates. La Persona de Cristo rebasa el entendimiento de nuestra mente, que es tan limitada. Las discusiones insolubles fueron resultado de estos esfuerzos mentales por definir a Cristo.

El debate sobre la Persona de Cristo continuó desde las postrimerías del primer siglo hasta comienzos del siglo IV. Finalmente el emperador Constantino intervino en el asunto. En su ambición por unir las diferentes facciones que formaban parte del Imperio romano, él convocó una convención en Nicea para resolver estos debates teológicos. Este César romano reafirmó su autoridad para poner fin a las disputas y para asegurarse que fuese formulado un credo. En el año 325 d. C. fue creado el Credo de Nicea por este consejo presidido por Constantino.

No obstante, no fue sino hasta el año 397 d. C. que los veintisiete libros del Nuevo Testamento fueron formalmente reconocidos. El concilio que decidió esto se reunió en Cartago, en el norte de África. Antes de esta fecha, siete libros del Nuevo Testamento, incluyendo el libro de Hebreos y de Apocalipsis, todavía se hallaban en tela de juicio. Ustedes pueden imaginarse cuán incompleto podía estar un credo que aún no tomaba en cuenta la autoridad de siete libros del Nuevo Testamento. Por ejemplo, los siete Espíritus de Apocalipsis (4:5) no se mencionan en el Credo de Nicea.

(Mensajes de vida, tomo 2 (#42-75), capítulo 7, por Witness Lee)