LA REVELACIÓN QUE PABLO
PRESENTA DEL MISTERIO
Pablo, el gran apóstol que recibió la revelación con respecto a este misterio, se refiere a Cristo en la carne como el postrer Adán (1 Co. 15:45). Nuestro antepasado Adán fue el primer Adán. Luego, Pablo dice que el postrer Adán llegó a ser Espíritu vivificante. En el mismo libro él dice: “El que se une al Señor, es un solo espíritu con Él” (6:17). Además le dice a Timoteo: “El Señor esté con tu espíritu” (2 Ti. 4:22). Estos versículos demuestran claramente que el Señor debe de ser el Espíritu y que nosotros también debemos de tener un espíritu. De lo contrario, ¿cómo podemos nosotros ser un solo espíritu con Él, y cómo puede Él estar con nuestro espíritu?
“Cristo en vosotros” (Col. 1:27) son también palabras de Pablo. ¿Está hablando de modo figurativo? ¿Cómo podríamos nosotros contener a Cristo? Por muy misterioso que parezca, es un hecho que Cristo está en nosotros; nosotros podemos testificar de esta misteriosa realidad. Él es como la electricidad que hace que las lámparas alumbren; aunque no podemos explicar cómo esto sucede, ciertamente experimentamos los beneficios.
En Gálatas 2:20 Pablo da un paso adicional, cuando dice: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. Cristo no simplemente está en nosotros, sino que vive en nosotros. Pablo estaba describiendo su propia experiencia. ¿Podemos nosotros también testificar que Cristo vive en nosotros? ¿El que Cristo viva en nosotros parece una forma extraña de hablar, o es ésta nuestra realidad?
(Mensajes de vida, tomo 2 (#42-75), capítulo 13, por Witness Lee)