LA RAMA INJERTADA RETIENE SU PROPIA VIDA
Observen que esta vida injertada, que se nos muestra en estos diferentes cuadros, no es una vida intercambiada. La rama deficiente no desecha la vida inferior que posee a fin de recibir la vida más rica del árbol al cual es injertada. ¡No! La rama aún conserva sus características esenciales, pero su vida es elevada y transformada al ser injertada en la vida superior.
¿Cuáles son los resultados del injerto? Cuando la grosura del árbol de mejor calidad le brinda el suministro a la rama injertada, todas las cosas negativas son desechadas. Entonces la función original de esa rama es restaurada y fortalecida. El fruto sigue siendo lo que era antes del injerto, pero los factores problemáticos han sido superados. Nosotros somos las ramas problemáticas que Dios injertó en Cristo. La grosura de Su vida entra en nosotros para llevarse todos los elementos deficientes que tenemos. Él entonces eleva la función original que Dios dispuso para nosotros, fortaleciéndola y enriqueciéndola. Luego de una manera natural y espontánea todo nuestro ser es saturado y transformado, y un fruto maravilloso es producido.
He tenido el interés de compartir con los santos este asunto de la vida injertada, porque fue de mucha ayuda para mí. Por muchos años yo busqué a tientas cómo experimentar lo que la Biblia nos dice. Seguimos a otros al enseñar que debíamos intercambiar nuestra vida deficiente por la buena vida del Señor Jesús. Asimismo nos esforzamos por cumplir la práctica de considerarnos muertos a fin de ser liberados del pecado. Enseñábamos que puesto que somos propensos a pecar, tenemos que ver que ya estamos muertos y luego aceptar este hecho. El resultado de considerarnos muertos fue el desánimo; pues antes que pusiéramos esto en práctica, estábamos en un estado letárgico; pero una vez que empezamos a hacerlo, no sólo descubrimos que no estábamos muertos, sino que estábamos más vivos que antes.
Fue poco a poco que llegamos a ver que Romanos no habla de una vida intercambiada ni de un método para considerarnos muertos. Esta vida producida a partir de un injerto significa que no importa qué carencias tengamos, siempre y cuando seamos injertados en el precioso árbol del Señor Jesús, Su vida excelente entrará en nosotros.
(Mensajes de vida, tomo 2 (#42-75), capítulo 17, por Witness Lee)