EL DIOS TRIUNO SE EXTIENDE EN EL HOMBRE
La economía de Dios es dispensarse a Sí mismo en nuestro espíritu, el cual es Su morada, y hacer Su hogar en nuestro espíritu, tomándolo como base para extenderse a todo nuestro ser. Nuestro espíritu es Su hogar, Su morada, Su habitación, el lugar mismo desde el cual El se difunde a través de todo nuestro ser. Por medio de extenderse en nosotros, El satura consigo mismo cada parte de nuestro ser. Primero, El se mezcla totalmente con nuestro espíritu, después, con el alma, y por último, con el cuerpo. El entra en nuestro espíritu para comenzar a mezclarse por medio de regenerar nuestro espíritu. La regeneración consiste en que Dios mismo se mezcla con nuestro espíritu. Después de la regeneración, si nosotros cooperamos con El, si nos ofrecemos a El y le damos la oportunidad, El se difundirá desde nuestro espíritu hacia nuestra alma, a fin de renovar todas las partes de nuestra alma. Esta es Su obra transformadora. Por medio de la transformación, la misma esencia del Dios Triuno se mezcla con nuestra alma, nuestro propio “yo”. Cuando nuestra alma sea transformada a la imagen del Señor, nuestros pensamientos, deseos y decisiones expresarán siempre al Señor.
Por lo tanto, regenerar nuestro espíritu es el primer paso que Dios da; Su segundo paso es transformar nuestra alma; finalmente, el último paso es transfigurar, o cambiar, nuestro cuerpo cuando el Señor venga por segunda vez. Entonces el Señor impregnará nuestro cuerpo y Su gloria saturará todo nuestro ser. Esta transfiguración es la máxima consumación de que El se mezcle al máximo con nuestro ser. Para ese entonces, la economía de Dios de dispensarse a Sí mismo en nosotros será plenamente realizada. Recuerde estos tres pasos por medio de los cuales Dios se mezcla con nosotros en todo sentido. Este himno expresa la consumación final.
Cristo la esperanza de gloria es para mí,
Me ha regenerado, saturándome está;
Viene a cambiar mi cuerpo con vencedor poder,
¡Glorioso como el Suyo el mío ha de ser!
Coro
¡El viene, El viene, me viene a glorificar!
Mi cuerpo transfigurará, igual al Suyo será.
¡El viene, El viene, la redención a dar!
Como esperanza de gloria, nos glorificará.
Cristo la esperanza de gloria es para mí,
Trayendo Dios al hombre, le da Su plenitud;
El viene a mezclarme totalmente con Dios,
Compartiré Su gloria por siempre, yo.
Cristo la esperanza de gloria es para mí,
El librará de muerte mi cuerpo al redimir;
Viene a cambiar mi cuerpo, glorioso lo hará;
A la muerte en victoria se tragará.
Cristo la esperanza de gloria es para mí,
Su vida es mi experiencia, pues uno soy con El;
El viene a llevarme a gloriosa libertad,
Uno con El seré por la eternidad.
Himno No 95 en 100 Himnos Seleccionados
(
EconomÃa de Dios, La, capítulo 13, por Witness Lee)