Economía de Dios, La, por Witness Lee

LAS TRES PARTES DEL ESPIRITU: CONCIENCIA, COMUNION, INTUICION

Es muy interesante notar que existen tres Personas en la Deidad, tres partes en él ser humano, tres partes interiores en el alma, y también existen tres partes en el espíritu. Todos tienen tres partes. Las Escrituras también revelan tres partes en el tabernáculo, el edificio de Dios. Tres es la cifra, o número básico. Aun en el arca de Noé hay tres niveles. Con respecto al tabernáculo el número tres se usa muchas veces. Por ejemplo, la anchura de una tabla es de un codo y medio. Cuando se juntan dos tablas como un par, la anchura total es de tres codos. Esto significa que el número tres es una unidad completa.

Por lo tanto, el espíritu es una unidad completa, compuesta de tres partes o funciones: la conciencia, la comunión y la intuición. El área sombreada en el siguiente diagrama ilustra las partes del espíritu.

Es muy fácil entender lo que es la conciencia. Todos estamos muy familiarizados con esto. Percibir la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto es una función de la conciencia. Condenar o justificar es otra de sus funciones. También es fácil comprender lo que es la comunión. La comunión es nuestra comunicación con Dios. Dentro de nuestro espíritu, tal función hace posible tener contacto con Dios. En palabras sencillas, la comunión es tocar a Dios. Pero no es muy fácil entender lo que es la intuición. Intuición significa tener un sentir o conocimiento directo. Existe tal sentir directo en nuestro espíritu, no importa cuál sea la razón, la circunstancia o el antecedente. Es un sentir sin razón, un sentir que no es “razonable”. Es un sentir directo de Dios y un conocimiento directo que procede de Dios. Esta función es lo que nosotros llamamos la intuición del espíritu. Así que el espíritu es conocido por las funciones de la conciencia, la comunión y la intuición.

Pero estas tres partes del espíritu humano deben comprobarse por medio de las Escrituras. En primer lugar, en Romanos 9:1 se halla la conciencia: “y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo”. Por medio de comparar Romanos 9:1 con Romanos 8:16, podemos ver que la conciencia está localizada en el espíritu humano. Por un lado, el Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu. Por otro, nuestra conciencia da testimonio con el Espíritu Santo. Esto demuestra que la conciencia tiene que ser una función de nuestro espíritu. En 1 Corintios 5:3, el apóstol Pablo dice que en su espíritu él había juzgado a una persona pecaminosa. Juzgar significa o condenar o justificar, las cuales son acciones de la conciencia. Pero el Apóstol dice, juzgo en mi espíritu. Esto confirma que la función de condenar o justificar está en el espíritu; así que la conciencia se encuentra en el espíritu. Salmos 51:10 habla de “un espíritu recto dentro de mí”, es decir, un espíritu el cual es recto. El conocimiento de lo correcto y lo incorrecto está relacionado con la conciencia, así que este versículo también prueba que la conciencia está en el espíritu. Salmos 34:18 se refiere a “los contritos de espíritu”. Estar contrito significa darnos cuenta de que estamos equivocados. En otras palabras, nos acusamos y nos condenamos a nosotros mismos, lo cual es una función de la conciencia. La expresión “contrito de espíritu” muestra que la conciencia está relacionada con el espíritu. Deuteronomio 2:30 dice: “endurecido su espíritu”, lo cual significa que la conciencia fue endurecida. Ser endurecido en el espíritu significa ser descuidado con la conciencia. Cuando desechamos el sentir que tenemos en la conciencia, llegamos a endurecernos en nuestro espíritu. Estos versículos nos conceden una base fuerte para el hecho de que la función de la conciencia está en el espíritu humano.

Sigamos adelante para hallar la base bíblica con respecto a la comunión. En primer lugar, Juan 4:24 nos dice que debemos adorar a Dios en nuestro espíritu. Para adorar a Dios se requiere que lo adoremos en nuestro espíritu. Adorar a Dios es tener contacto con Dios y tener comunión con El. Este versículo prueba que la función de adoración o comunión está en nuestro espíritu. En Romanos 1:9 el apóstol Pablo dice: “Dios, a quien sirvo en mi espíritu”. Servir a Dios también es un tipo de comunión con Dios. Así que esto también prueba que el órgano para la comunión está en nuestro espíritu. Debemos añadir Romanos 7:6: “sirvamos en novedad de espíritu”. En otras palabras, el servicio es esencialmente la comunión con el Señor en nuestro espíritu.

Consideremos Efesios 6:18. El texto griego interlineal traduce este versículo de la siguiente manera, “orando en todo tiempo en espíritu...” No hay artículo antes de “espíritu”, ni tampoco está escrito con mayúscula. Esto significa que no es el Espíritu Santo, sino nuestro espíritu humano. Orar significa tener comunión con Dios. Así que orar en espíritu, indica que tener comunión con Dios es un asunto en nuestro espíritu. Lucas 1:47 dice: “Y mi espíritu se regocija en Dios”. Esto significa que nuestro espíritu humano ha tenido contacto con Dios. Una vez más, la comunión con Dios es una función del espíritu. Luego Romanos 8:16 dice: “el Espíritu da testimonio a nuestro espíritu”. Este versículo es muy claro, debido a que nos muestra que la comunión con Dios debe ser en nuestro espíritu y en el Espíritu de Dios. Primera Corintios 6:17 dice: “Pero el que se une al Señor, un espíritu es con El”. La verdadera comunión significa que llegamos a ser un espíritu con el Señor. Esta comunión se encuentra en el espíritu. Todos estos versículos son suficientes para probar que la función de la comunión está en nuestro espíritu humano.

¿Qué acerca de la intuición? Aunque es difícil hallar base bíblica acerca de esta función, existen algunos versículos. Primera Corintios 2:11 revela que el espíritu del hombre puede conocer lo que el alma no puede. Nuestro espíritu puede discernir lo que el alma no puede. Esto prueba que hay algo adicional en nuestro espíritu. Nuestra alma puede saber cosas por medio del razonamiento y por medio de experiencias circunstanciales, pero el espíritu humano puede discernir las cosas sin necesidad de estos medios. Este sentir directo muestra que la intuición está en nuestro espíritu. Luego tenemos Marcos 2:8, el cual dice: “Conociendo ... en su espíritu”. Marcos 8:12 dice: “Y gimiendo en su espíritu”. Juan 11:33 dice: “Se estremeció en espíritu”. Conocer, gemir y estremecernos en nuestro espíritu proceden de un sentir directo de discernimiento, el cual no depende del razonamiento. A esto le podemos llamar la intuición, la tercera función de nuestro espíritu.

Ahora tenemos la base bíblica con respecto a estas seis partes: las tres partes del alma y las tres partes del espíritu.

(Economía de Dios, La, capítulo 6, por Witness Lee)