Economía de Dios, La, por Witness Lee

NEGAR EL ALMA

Aunque el Señor está en nuestro espíritu, nuestro espíritu está muy pegado a nuestra alma. Debido a esto el autor de Hebreos nos dice que nuestro espíritu debe ser separado de nuestra alma por medio de la Palabra de Dios. Así como la médula está encerrada en el hueso y antes de poder ver la médula se debe romper el hueso, así también nuestro espíritu, donde Cristo mora, está tan sellado dentro del alma, que antes de que pueda ser revelado, el alma debe ser quebrantada. Por esta razón el Señor nos dijo muchas veces que es necesario perder nuestra alma y negar nuestro yo. En los cuatro Evangelios el Señor Jesús nos exhorta a perder el alma y a negar el yo. El alma debe ser negada porque ha cubierto el espíritu. Sólo hay una manera de llegar hasta la médula: romper y triturar los huesos y las coyunturas. El Señor está en nuestro espíritu y Su gracia está en nuestro espíritu, pero el camino a El consiste en triturar el alma día tras día.

¿Qué es el alma? Como ya hemos anotado antes, el alma es simplemente el yo. El yo es el mismo centro del ser humano y es el ser humano, y es este yo el que debe ser puesto en la cruz. No debemos crucificar a otros ni ponerlos en la cruz, sino poner nuestra propia alma en la cruz. Si algún hombre ha de seguir a Cristo, debe negar su vida del alma y tomar su cruz cada día. No solamente ayer ni sólo hoy, sino que día tras día debemos aplicar la cruz al alma. En muchos cristianos solamente podemos ver el ego. Desde la primera hasta la última palabra siempre dicen yo, yo, yo. En cambio la vida cristiana es “ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. ¿Cómo podemos llegar a este “ya no yo, mas Cristo”? Mediante tener al yo crucificado. Yo he sido puesto en la cruz y la cruz está ahora en mí. Yo he sido crucificado, así que ya no vivo yo. Como cristiano, cuando era joven tenía el hábito de usar la palabra “yo”. Pero, alabado sea el Señor, en estos días no me atrevo a usar la palabra “yo” sino siempre “nosotros”. No sólo yo, sino también muchos otros, ¡incluyendo a Cristo!

Si algún hombre ha de seguir a Cristo, tiene que hacer tres cosas: negar el yo, tomar la cruz cada día y seguir a Cristo, quien ahora no sólo está en los cielos sino en nosotros. Es fácil seguirlo si primero negamos el yo y aplicamos la cruz. Negar el alma significa que nos volvemos de nosotros mismos al espíritu. Entonces nos encontraremos con Cristo en el espíritu. ¿Por qué los cuatro Evangelios nos dicen, en el lado negativo, que neguemos el alma, mientras que más tarde las Epístolas nos dicen, en el lado positivo, que vivamos y actuemos en el espíritu? Porque hoy día el Señor Jesús está en el espíritu y Su gracia está en el espíritu. Seguir a Cristo es un asunto de tratar con el espíritu, ¡y esto es el centro de la economía de Dios! ¡Oh, necesitamos recalcar nuevamente esto que es el centro de la economía de Dios! Todos debemos tener claridad respecto de que el plan eterno de Dios es dispensarse a Sí mismo en nuestro espíritu. El ya ha realizado esto, porque ahora está en nuestro espíritu para ser nuestra vida y nuestro todo. Todas nuestras necesidades quedan satisfechas en este maravilloso Espíritu que está en nuestro espíritu.

(Economía de Dios, La, capítulo 11, por Witness Lee)