Vencedores que Dios busca, Los, por Watchman Nee

I. EL PLAN ETERNO DE DIOS Y LA IGLESIA

Lectura bíblica: Ef. 1:23

El plan eterno de Dios

Dios tuvo un plan desde la eternidad, antes de la fundación del mundo, y dicho plan tiene dos metas. La primera es hacer que todas las cosas expresen a Cristo, y la segunda es hacer al hombre igual a Cristo, de tal manera que tenga Su misma vida y Su misma gloria. Sin embargo, en Su deseo de realizar estas dos metas encuentra dos obstáculos: la rebelión de Satanás y la caída del hombre.

Cuando aquel arcángel vio que Cristo era el centro de todas las cosas, tuvo celos debido a su soberbia. Quería elevarse a la posición que tenía el Hijo de Dios. Se rebeló porque quería robar la posición de Cristo como centro. Una tercera parte de los ángeles lo siguieron en esa rebelión en contra de Dios, junto con todas las criaturas vivientes que había sobre la tierra. La rebelión de Satanás lo convirtió todo en un caos que no podía expresar a Cristo. El universo es inmenso. Hemos descubierto por medio de la ciencia, que si una partícula de polvo se sale del orden natural establecido, todo el universo se puede volver caótico y desordenado. Hoy día, aun cuando todas las cosas expresan la gloria de Dios, no pueden expresar a Dios mismo.

Dios creó al hombre para que tuviera primeramente la vida y la gloria de Cristo. Su intención era someter todas las cosas al hombre, para que éste las devolviera a Dios. En segundo lugar, lo creó para que cooperara con El enfrentándose a Satanás, quien se había rebelado.

Pero el hombre también cayó, debido a lo cual ahora Dios tiene que llevar a cabo dos metas y resolver dos problemas. Para realizar estas dos metas, Dios tiene que (1) salvar al hombre caído y (2) eliminar a Satanás, el rebelde.

Para llevar a cabo estas dos metas y solucionar estos dos problemas, el Señor Jesús se hizo hombre para efectuar la redención. El no solamente es el Cristo de los seres humanos, sino que también el Cristo de todas las cosas. Cristo es el centro y la universalidad de Dios. La universalidad de Cristo significa que El no está limitado ni por el tiempo ni por el espacio. El no sólo es el Cristo de los judíos ni solamente el Cristo de la iglesia, sino también el Cristo de todas las cosas. El lo es todo y está en todo.

La redención de Cristo abarca tres aspectos: (1) la substitución, con relación al individuo; (2) la representación, con relación a la iglesia; y (3) el orden, con relación a todas las cosas. Cristo como Cabeza tiene autoridad sobre todas las cosas. Cuando la Cabeza murió, todas las cosas que ella incluye también murieron, pues Su muerte lo abarca todo. La muerte de Cristo como Cabeza puso fin al ser humano y a todas las cosas, de tal manera que todas las cosas y la humanidad fueron reconciliadas con Dios.

Cristo le dio fin a todo en la cruz. En ella El aplastó la cabeza de la serpiente y eliminó a Satanás y todas sus obras. En la cruz, El salvó a la humanidad caída, recuperó todas las cosas y las reconcilió con Dios, y dio Su vida para que el hombre fuera como El.

Por consiguiente, podemos ver que Dios tiene dos metas y que afronta dos problemas. Por medio de la Cruz, Cristo cumplió las dos metas de Dios y también resolvió estos dos problemas.

La posición y la responsabilidad de la iglesia

¿En qué posición puso Dios a la iglesia? ¿Qué misión desea El que ella tenga en la tierra? ¿Por qué permitió Dios que Satanás, a quien aplastó la cabeza, permaneciera en la tierra?

Dios desea que la iglesia en la tierra no solamente predique el evangelio para salvar a los pecadores, sino que también dé testimonio de la victoria de Cristo en la cruz. Dios permite que Satanás permanezca en la tierra para darnos la oportunidad de ser testigos de la victoria de Su Hijo. Dios espera que testifiquemos de la victoria de Su Hijo. Cuando los creyentes caen perjudican Su testimonio.

La iglesia es el Cuerpo de Cristo, y como tal, debe continuar la obra de la Cabeza. Ella es la plenitud de Cristo, es lo que se desborda de El; así que debe continuar las obras que El comenzó en los cuatro Evangelios.

En el Nuevo Testamento hay tres cosas cruciales: (1) la cruz, (2) la iglesia y (3) el reino. En la cruz, Cristo realizó la redención y obtuvo la victoria, y ahora la iglesia mantiene en la tierra lo que El llevó a cabo en la cruz. La cruz es la sentencia que Dios pronuncia según la ley, mientras que el reino es la ejecución de la autoridad de Dios. La iglesia permanece en medio, preservando, por una parte, lo que Dios consumó en la cruz, y por otra, el anticipo del poder de la era venidera.

Satanás no puede vencer al Cristo individual, pero puede injuriar al Cristo individual por medio del Cristo corporativo. Cuando el Cuerpo falla, la cabeza falla. La falla de un miembro es la falla del Cuerpo. Nosotros somos la continuación de Cristo. Nuestro deber ser la extensión de Cristo (Is. 53:10) así como fuimos la extensión de Adán. Dios nos permite permanecer en la tierra con el propósito de consumar Su plan eterno y cumplir Su meta eterna.

Antes de que el arca entrara en Jerusalén, estaba en la casa de Obed-edom (2 S. 6). Debemos ser fieles y cuidar de la sangre que está sobre el arca (la obra de Dios) y de los querubines que están sobre el arca (la gloria de Dios).

(24 de enero, por la tarde)

(Vencedores que Dios busca, Los, capítulo 3, por Watchman Nee)