EL RECOBRO DE LA VERDAD DE DIOS
EN EL SIGLO DIECINUEVE
Examinemos ahora lo que ocurrió en el siglo diecinueve, en el cual hubo un avivamiento completo. Veamos primero el caso de John Nelson Darby y el avivamiento que él representó.
En 1827 apareció en Dublín, Irlanda, un grupo de personas; entre ellas había hombres como Edward Cronin y Anthony Norris Groves. Ellos vieron muchas verdades acerca de la iglesia, y explicaron que estaba muerta, sin vida y llena de formalismos. Ellos comenzaron a pedirle al Señor que les mostrara la iglesia según la revelación bíblica. A través de la oración y la comunión, ellos concluyeron que se debían reunir según el principio de 1 Corintios 14. Así que, comenzaron a partir el pan en la casa de un hermano. Al poco tiempo, un exministro anglicano, John Nelson Darby, comenzó a asistir a aquellas reuniones y a exponer la Biblia. Gradualmente fueron surgiendo más expositores, entre ellos Willian Kelly, C. H. Mackintosh, B.W. Newton y J. G. Bellett. Al leer los libros de ellos, recibí la luz para ver el error de las organizaciones o denominaciones y comprendí que Cristo tiene un solo Cuerpo. La iglesia no se debe formar basándose en opiniones humanas, sino que debe estar bajo la guía directa del Espíritu Santo. Cuando examinamos las organizaciones de la iglesia actual, vemos muchas tradiciones y opiniones humanas, y muy poca dirección del Espíritu Santo. Esto no concuerda con el deseo de Dios; su voluntad no es que la iglesia esté bajo el control del hombre, sino que sea dirigida solamente por el Espíritu Santo. Todos aquellos que pertenecen al Señor deben aprender a ser guiados por el Espíritu Santo y no deben seguir la dirección del hombre. Todas estas son verdades que fueron recobradas por la Asamblea de los Hermanos.
Además, los Hermanos descubrieron muchas verdades con respecto al milenio, al arrebatamiento y a las profecías en Daniel y Apocalipsis. Ellos fueron los expositores más prominentes de la tipología del Antiguo Testamento. El comentario sobre el Pentateuco de C. H. Mackintosh ha sido muy reconocido; inclusive lo recomendó el conocido evangelista D. L. Moody. Los Hermanos también establecieron una clara distinción entre las profecías bíblicas relacionadas con los judíos y las que se refieren a la iglesia. Hace cien años, muchas personas confundían las profecías dirigidas a los judíos con las que aluden a la iglesia. Ellos pensaban que las profecías con respecto a los judíos ya se habían cumplido en la iglesia. Además, los Hermanos publicaron muchos otros escritos.
Durante ese período, muchos hermanos espirituales se levantaron en Inglaterra. Además de los que acabamos de mencionar, hubo hermanos como Charles Stanley y George Cutting, el cual escribió un libro llamado Safety, Certainty, and Enjoyment [Seguridad, certeza y deleite] en el cual afirma que uno puede tener la seguridad de la salvación. Dicho libro ya se tradujo al chino. Por medio de estos hermanos se recobraron las verdades pertinentes a la predicación del evangelio.
Además entre estos hermanos estaba Robert Govett, quien vio el asunto de la recompensa del cristiano. El descubrió que si bien es cierto que el hombre es salvo por la fe, es recompensado según sus obras delante de Dios. La salvación se relaciona con la vida, mientras que la recompensa depende de la conducta. C. H. Spurgeon dijo en cierta ocasión que Govett estaba cien años adelantado a su época porque su enseñanza era muy profunda. Govett dijo que existía la posibilidad de que los creyentes fueran excluidos de estar con el Señor durante el milenio. Por lo tanto, el creyente debe ser fiel y diligente. En segundo lugar, enseñó que no todos los creyentes serán arrebatados antes de la gran tribulación. Solamente los vencedores y los creyentes fieles participarán de este arrebatamiento.
Estos exponentes de las Escrituras fueron levantados por Dios. Otro hermano de peso espiritual y bastante conocido fue G. H. Pember, quien realizó una amplia exposición bíblica. También hubo otros como D. M. Panton y Hudson Taylor. Este último escribió un libro titulado Unión y comunión, en el cual describe experiencias profundas en Cristo. Todas las verdades mencionadas fueron grandes descubrimientos; sin embargo, aunque fueron recobradas, no pueden considerarse la verdad central de Dios.
Después de esto, Dios levantó a George Müller en Inglaterra. El aprendió muchas lecciones con relación a la oración y a la fe en la palabra de Dios. El enseñó que el hombre debía reclamar las promesas de Dios por medio de la oración y fue un testimonio de lo que es vivir por fe en lo pertinente a sus necesidades económicas.
En los Estados Unidos se estableció la Alianza Cristiana y Misionera. Entre los líderes prominentes se hallaban A. B. Simpson, A. J. Gordon y otros. Ellos tuvieron una gran influencia. Aun Hudson Taylor, en Inglaterra, fue afectado por ellos. Ellos vieron que los creyentes debían regresar a la experiencia de la era apostólica, cuando los hombres vivían por fe. Esta fue una revelación muy destacada en ese tiempo. Esta verdad es conocida ampliamente entre nosotros en la actualidad.
Gordon y Simpson también descubrieron la verdad con relación a la sanidad divina y la aplicaron. Este asunto se esparció rápidamente, y muchos fueron atraídos por ello. Sin embargo, Simpson recalcaba que no es la sanidad, sino la vida de resurrección lo que vence la debilidad de la carne. El enseñó que se puede triunfar sobre la enfermedad conociendo a Cristo como poder y como el Libertador.
Al mismo tiempo apareció otro grupo que prestó mucha atención a la vida interior. Hace sesenta años, Dios ganó el corazón de un comerciante de porcelana que se llamaba Robert Pearsall Smith. El vio que la santificación viene por medio de la consagración. Esta clase de santificación es bastante diferente de la santificación de la que habló Wesley. La consagración a la que se refería Smith se logra por medio de la consagración y la fe. La santificación que Wesley predicaba era una vida que uno obtenía después de haberse consagrado. De hecho, ambas enseñanzas son válidas. En el mismo delineamiento de Smith, estaba la señora Hannah Whitall Smith que escribió el libro El secreto cristiano de una vida feliz. Hubo también otros como Stocknell, Evan Hopkins y Andrew Murray, quienes dieron continuidad a la verdad de la negación del yo, predicada por personas como la señora Guyón doscientos años antes en la Iglesia Católica. Estos creyentes empezaron a celebrar conferencias en Alemania, en Inglaterra y en otros lugares. Esas conferencias fueron el comienzo de lo que hoy se conoce como la Convención de Keswick. El orador principal de esa convención fue Evan Hopkins. El recibió ayuda de Smith y de otras personas como la señora Guyón y ejerció un influjo espiritual bastante definido en ese tiempo. Pese a que la verdad que compartió la señora Guyón, nunca ha sido popular en la historia de la iglesia, ha afectado espiritualmente a muchas personas de una manera profunda. Inclusive Wesley recibió ayuda de ella. Juan Wesley dijo en cierta ocasión que él deseaba que todos los creyentes leyeran los mensajes de ella, y que él le estaba muy agradecido. Dios obtuvo a esa mujer en el siglo diecisiete y, por medio de ella, trajo la corriente más importante que hubo en el siglo diecinueve.
Además de Hopkins, estaba H. C. Trumbull, quien compartió en la Convención de Keswick la verdad acerca de la vida que vence. La proclamación de esta verdad produjo un gran recobro con relación al conocimiento de la vida vencedora y la manera en que los creyentes la experimentan diariamente.
Después de Hopkins, Dios usó a otra hermana, la señora Jessie Penn-Lewis. Esta hermana era muy débil físicamente durante los primeros años de su vida y siempre estuvo postrada en cama. Durante su convalecencia, leía los escritos de la señora Guyón y la tomaba como su compañera de cabecera. Sin embargo, no creía que esa total negación al yo, esa fe y ese amor descritos en dichos escritos se pudieran practicar. Un día mientras discutía con Dios, buscó desesperadamente al Señor para que le mostrara esas verdades. El Señor oyó su oración y la sanó; desde ese momento empezó a predicar el mensaje de la cruz.
Robert Holden, un exmisionero de la Misión al Interior de la China, conoció el significado de la cruz leyendo los libros de la señora Penn-Lewis. Ella verdaderamente llevaba la cruz. Las experiencias que tuvo motivaron a muchos creyentes a seguir el mensaje de la cruz. Por medio de estos hombres y mujeres, Dios guió a muchos a ver que el centro de la obra de Dios es la cruz, pues ésta es el fundamento de todos los asuntos espirituales. Sin la obra de la cruz no podemos saber lo que es la muerte ni lo que es el pecado. Muchas personas espirituales recibieron ayuda de parte de esta hermana. Por medio de los mensajes que ella predicó, Dios liberó a muchos. Podemos ver que el descubrimiento de la verdad de Dios es progresivo; cuanto más avanza, más completo es. Para finales del siglo diecinueve, casi todas las verdades ya habían sido recobradas.
(
Vencedores que Dios busca, Los, capítulo 7, por Watchman Nee)