Vencedores que Dios busca, Los, por Watchman Nee

UNIDOS A LA VIDA DE RESURRECCION DE CRISTO

Ya vimos que Dios nos crucificó juntamente con Cristo; sin embargo, esto no es suficiente. Necesitamos ser unidos a otro, a aquel que resucitó de entre los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. No solamente necesitamos liberación, sino también unirnos al Señor. Sin esto, nuestra labor será en vano. Por esta razón, Dios no sólo nos crucificó, sino que también nos unió a quienes fuimos librados de la ley con el Cristo resucitado. Así que, por una parte nos proveyó la salida, y por otra, la entrada. Por una parte tenemos una ruptura, y por otra, una unión. Fuimos libertados de la ley y ahora estamos unidos a Cristo y le pertenecemos a El. Esta es la resurrección a la que nos referimos. Más aún, esto no es algo individual, ya que la resurrección lleva muchos hijos a la gloria. Juan 12:24 dice: “Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”. Originalmente sólo había una vida, Ahora esta vida ha pasado a muchas semillas. Sólo había un organismo, pero ahora hay muchos. Solamente existía un grano de trigo, pero éste se ha convertido en muchos granos. De la misma manera, cuando Cristo murió, El impartió Su vida en todos los creyentes. En El también tenemos dos hechos. El primero es que fuimos incluidos en la muerte de Cristo. Cuando El murió, nosotros también morimos; El segundo es que resucitamos con Cristo. Dios depositó Su vida en nosotros. Esta vida está en toda persona regenerada. No quisiera extenderme mucho en este tema, porque mi intención es centrarme en el primer hecho.

Los que resucitamos en Cristo debemos llevar fruto para glorificar a Dios. Dios nos dio la vida de Cristo, por lo cual podemos expresar Su vida. El grano que fue sembrado es exactamente igual a los treinta, sesenta o cien granos que broten. Si plantamos cebada, obviamente no saldrá trigo ni pepinos. Lo que crezca será lo que se plantó; no habrá cambios. Si lo que se planta es trigo, sin duda alguna brotará trigo. ¿Cómo, entonces, podemos expresar una vida similar a la vida de Cristo, una vida que lleve fruto para glorificar a Dios? Solamente hay una manera: debemos permitir que Cristo viva por nosotros. Cristo no solamente murió por nosotros en la cruz, sino que también vive por nosotros en nosotros. ¿Cómo podemos vivir la vida de Cristo? La única manera en que esto puede ser posible es que Cristo nos dé Su vida. Por consiguiente, debemos tener la vida de Cristo a fin de poder llevar fruto que glorifique a Dios.

Ahora que todo esto les ha sido presentado, espero que comprendamos que Dios abandonó toda esperanza en nosotros y nos desahució. Aunque nosotros pensamos que hay esperanzas y que nos queda algo de fuerza, Dios ya perdió toda esperanza en nosotros. El nos crucificó. Cuando estamos fuera de Cristo y sentimos que todavía estamos vivos y disponibles, inmediatamente caemos. Por consiguiente, solamente nos debemos ver en Cristo. Cuando estamos en El, solamente hay dos hechos: estamos muertos y resucitamos. La parte resucitada está en Cristo. Por consiguiente, Dios desea que vivamos por Su vida. Al mismo tiempo, todo lo que está en Adán murió. Si nos asimos a este hecho, nos hallamos muertos a la ley. Recuerden que no solamente estamos muertos al mundo, al yo y al pecado, también estamos muertos a la ley. De esta manera, no tendremos más esperanza en nosotros mismos, sino que permaneceremos firmes en la posición en la que Dios nos puso.

(Vencedores que Dios busca, Los, capítulo 5, por Watchman Nee)