LA IMPORTANCIA DEL CENTRO
¿Para qué fueron creadas todas las cosas? ¿Para qué existen los ángeles? ¿Para qué existen los seres humanos? ¿Creó Dios todas estas cosas sin ningún propósito o son parte de Su plan?
¿Por qué escogió Dios al hombre, comisionó a los profetas, envió al Salvador, nos dio el Espíritu Santo, estableció la iglesia y Su reino? ¿Por qué desea Dios esparcir el evangelio hasta las partes más remotas de la tierra y predicar la salvación? ¿Por qué tenemos que salvar a los pecadores y edificar a los creyentes?
Algunos piensan que el punto central es el bautismo, hablar en lenguas, guardar el sábado u otras cosas. Pero, ¿qué es lo central para Dios?
La obra de Dios tiene una meta. ¿Cuál es la meta de nuestra obra? Debemos tener una meta en nuestra visión y en nuestra obra. Si no vemos lo que es central para Dios, nuestra labor no tendrá ninguna meta.
Las verdades de Dios son sistemáticas y están interrelacionadas. Las verdades de Dios tienen un centro, y todo lo demás es secundario.
Algunos han determinado el centro de sus obras basándose en sus propias inclinaciones y en la necesidad que ven a su alrededor. Pero nuestro centro debe coincidir con la predestinación de Dios y con lo que El necesita.
¿Qué es lo central para Dios? ¿Cuál es la verdad subyacente en las cosas de Dios? ¿Cuál es el delineamiento de dicha verdad? ¿Quién es el Señor Jesús? Todos decimos que El es nuestro Salvador, pero muy pocos pueden decir como Pedro que El es el Cristo de Dios.
El centro de la verdad de Dios es Cristo. El centro de Dios es Cristo. “El misterio de Dios, es decir, Cristo” (Col. 2:2). Este misterio está escondido en el corazón de Dios. El nunca le dijo a nadie por qué creó todas las cosas ni por qué creó al hombre. Por eso, era un misterio. Más tarde, reveló este misterio a Pablo y le comisionó que lo declarara. Este misterio es Cristo.
El Señor Jesús es el Hijo de Dios y también el Cristo de Dios. Cuando el Señor nació, un ángel le dijo a María que Jesús era el Hijo de Dios (Lc. 1:35), y los ángeles les dijeron a los pastores que El era Cristo el Señor (Lc. 2:11). Pedro lo conoció como el Cristo y como el Hijo de Dios (Mt. 16:16).Cuando el Señor resucitó fue designado Hijo de Dios (Ro. 1:4). Por medio de la resurrección, Dios también lo hizo Señor y Cristo (Hch. 2:36), y el hombre recibe vida al creer que Jesús es el Cristo y el Hijo de Dios (Jn. 20:31). En cuanto a Su persona, el Señor es el Hijo de Dios. En el plan de Dios, con relación a Su obra, Jesús fue ungido por Dios y, por ende, es el Cristo de Dios. El es el Hijo de Dios desde la eternidad y lo será por la eternidad, pero es Cristo desde el comienzo del plan de Dios. La meta de Dios es que Su Hijo tenga la preeminencia en todo (Col. 1:18). El plan de Dios se centra en Cristo. “Cristo es el todo, y en todos” (Col. 3:11).
Dios hizo todas las cosas y creó al hombre para que expresara la gloria de Cristo. En esta era los creyentes expresan al Señor sólo parcialmente. En el futuro toda la creación expresará a Cristo, y todo el universo se llenará de Cristo. Dios creó todas las cosas para que expresaran a Cristo. El creó al hombre para que fuera como Su Hijo, con la vida y la gloria de El, a fin de que el Hijo unigénito llegase a ser el Primogénito entre muchos hermanos. El creó y redimió al hombre para Cristo. El propósito de la redención era alcanzar la meta con la cual Dios creó al hombre. Cristo es el Novio, y nosotros somos los amigos del Novio. El es la piedra angular, y nosotros somos millones de piedras. Dios nos creó para satisfacer el deseo de Cristo. Estamos agradecidos por haber visto la relación que existe entre Cristo y nosotros, y entre Dios y Cristo. El centro de Dios es Cristo. Su meta se centra en El y tiene dos fines: (1) que todas las cosas expresen la gloria de Cristo y (2) que el hombre sea como Cristo, con la vida y la gloria de El.
(24 de enero por la mañana)
Lecturas bíblicas:
El primer grupo de pasajes: el plan de Dios: Ef. 3:9-11 (“propósito” puede traducirse “plan”); 1:8-11 (“voluntad” también puede traducirse “plan”); Ap. 4:11 (“voluntad” puede traducirse “beneplácito”); 1 Co. 8:6; Ro. 11:36
El segundo grupo: el plan de Dios de entregar todas las cosas a Cristo: Ef. 4:10; Jn. 3:35; 13:3; 16:15; 17:7; He. 1:2
El tercer grupo: Cristo, por quien todas las cosas fueron creadas: He. 1:2b, 3b; Jn. 1:1-3, 10; Col. 1:16-17; 1 Co. 8:6b
El cuarto grupo: Cristo crea al hombre: 1 Co. 11:3; Gá. 4:4-7; Ro. 8:28b-30 (“Propósito” se puede traducir “plan”); 1 P. 2:2a; 1 Co. 1:9; He. 2:5-10; 1 Co. 3:21-23
El quinto grupo: la eternidad, después de la redención: Fil. 2:9-11; Ap. 4:11; 5:12-14; 1 Jn. 3:2
El sexto grupo: lo que Dios dispuso antes de la fundación del mundo: Jn. 17:24; Ef. 1:4-5; Tit. 1:2; 2 Ti. 1:9-10; 1 P. 1:20
El séptimo grupo: lo que Dios dispuso desde la fundación del mundo: Mt. 25:34; He. 4:3; 9:26; Ap. 13:8; 17:8
(
Vencedores que Dios busca, Los, capítulo 2, por Watchman Nee)