Visión la práctica y la edificación de la iglesia como cuerpo de Cristo, La, por Witness Lee

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GUARDAR LA UNIDAD DEL ESPÍRITU

Los siete elementos propios de la unidad en Efesios 4

El primer punto principal en el capítulo 4 es la unidad. Esta unidad se relaciona con el misterio de la piedad, que es Dios manifestado en la carne (1 Ti. 3:9, 15-16). Los siete “unos” de Efesios 4:3-6 incluyen cuatro personas: un Padre, un Señor, un Espíritu y un Cuerpo. Estas cuatro personas llegan a ser uno. El Padre está en el Hijo, el Hijo es el Espíritu y el Espíritu está en el Cuerpo (Jn. 14:11; 1 Co. 15:45; 12:13; Ro. 8:9, 11). El Padre, Hijo y Espíritu son el Dios Triuno, quien es tres en uno. Ahora esta Trinidad está en el Cuerpo, el cual tiene que ver con la carne. Por lo tanto, esto es Dios manifestado en la carne. El Padre en el Hijo, el Hijo como Espíritu y el Espíritu en el Cuerpo, que está compuesto de todas las personas regeneradas y transformadas, es una unidad universal, una persona universal. Esto es el misterio de la fe y el misterio de la piedad. El misterio de la fe es el mismo misterio de la piedad, que es el Dios Triuno manifestado en el Cuerpo corporativo. Esto es la verdadera unidad. Ninguna otra cosa constituye la unidad genuina.

Los otros tres factores propios de la unidad en Efesios 4 son una esperanza, una fe y un bautismo. La manera en que se forma la unidad universal del Dios Triuno y el Cuerpo es por medio de la fe y el bautismo. La fe tiene por finalidad ser identificados con el Dios Triuno y unirnos a Él, y el bautismo tiene como fin separarnos de la vieja creación. Por fe nos unimos a la nueva creación y por el bautismo somos separados de la vieja creación. El bautismo es una sepultura (Ro. 6:3-4). La mejor manera de tener una resolución cabal consiste en ser sepultados. Ser sepultados significa que hemos dado fin a las cosas viejas. La fe nos introduce en una identificación con el Dios Triuno, y el bautismo nos separa de las viejas relaciones en la vieja creación. Ahora estamos en el Cuerpo y somos el Cuerpo. Sólo necesitamos una cosa más: ser transfigurados en nuestro cuerpo físico. Tenemos esta esperanza delante de nosotros. Somos el Cuerpo y esperamos nada más que el regreso del Señor, en el cual nuestro cuerpo físico será transfigurado en un cuerpo glorioso (Fil. 3:21). Lo mencionado anteriormente son los siete “unos” de Efesios 4. Todos los cristianos están de acuerdo con estos siete “unos”. Por lo tanto, llegan a ser nuestra unidad. No deberíamos traer alguna otra cosa. Sólo necesitamos guardar estos siete “unos”.

(Visión la práctica y la edificación de la iglesia como cuerpo de Cristo, La, capítulo 7, por Witness Lee)