LAS PERSONAS DOTADAS SIRVEN
PARA LA EDIFICACIÓN DE LA IGLESIA
El segundo punto principal de Efesios 4 tiene que ver con los dones, es decir, las personas dotadas. En última instancia, el propósito de todas las personas dotadas es la edificación del Cuerpo. Este pensamiento puede hallarse incluso en el Antiguo Testamento. Efesios 4:8 es una cita de Salmos 68:18, que dice: “Has subido a lo alto; has llevado cautivos a los que estaban bajo cautiverio; / has recibido dones de entre los hombres, / incluso de entre los rebeldes, / para que Jehová Dios more entre ellos”. La versión New Translation de Darby en su traducción usa las palabras: “Has recibido dones en el Hombre”, es decir, como hombre, en conexión con la humanidad. Cuando Cristo ascendió a los cielos, Él aún era un hombre, y en el hombre y como hombre, Él representó al hombre. Como representante del hombre, Él recibió dones de Dios, incluso de entre los rebeldes, para que Jehová Dios pudiese morar entre los hombres. Aun en el Antiguo Testamento se encuentra el pensamiento de que los dones que Cristo recibió del Padre y le dio a la iglesia tenían como propósito edificar una morada para Dios. Cristo en Su naturaleza humana como hombre, quien representa al hombre, recibió dones de entre los hombres, y los dio a Su iglesia para que Dios pudiese tener una morada.
Todos los dones sirven para la edificación de la morada de Dios. Muchas sectas, divisiones y denominaciones han llegado a existir debido a que las personas dotadas no estaban claras en cuanto a este propósito. Si observamos la situación y leemos la historia de la iglesia, veremos que la mayoría del tiempo, donde había una persona dotada, se creaba una división. Por ejemplo, no me gusta criticar a D. L. Moody, puesto que él no efectuó su obra para una denominación. No obstante, actualmente podemos ver una supuesta iglesia de Moody. Muchas personas dotadas no estaban claras respecto al hecho de que sus dones, o ellos mismos como dones, no tenían como fin su propia obra, sino la edificación de la iglesia. Consideremos la situación actual. Casi todas las personas dotadas tienen cierta clase de obra. Su ministerio se efectúa para esa obra, y esa obra llega a ser el centro de su ministerio. Esto está mal. El centro del ministerio tiene que ser las iglesias locales.
Según el Nuevo Testamento, los apóstoles no llevaron a cabo obra alguna con miras a su propio ministerio. Todo lo que hicieron tenía como fin la edificación de las iglesias locales. Algunas personas dotadas podrían discutir, diciendo: “Nosotros también estamos edificando la iglesia, no las iglesias locales sino la iglesia universal”. Este concepto queda demasiado “en el aire”. Si no tenemos la iglesia local, ¿cómo podemos tener la iglesia universal? ¿Acaso la iglesia universal no está en la tierra? No podemos ver la iglesia universal de manera práctica. Edificar la iglesia es edificar la iglesia en Éfeso, la iglesia en Esmirna, la iglesia en Tiatira o la iglesia en alguna otra localidad (Ap. 1:11). En el Nuevo Testamento no vemos que los apóstoles edificaran únicamente la iglesia universal. Lo que hicieron fue edificar las iglesias locales. Si prestamos nuestra atención a obrar con miras a las iglesias locales en vez de nuestro propio ministerio, todas las divisiones desaparecerán. Esto no es algo insignificante. ¿Están ustedes obrando para las iglesias locales o están obrando para su ministerio?
(
Visión la práctica y la edificación de la iglesia como cuerpo de Cristo, La, capítulo 7, por Witness Lee)