TOMAR MEDIDAS CON RESPECTO A
LA MENTE, EL ENTENDIMIENTO,
EL CORAZÓN Y LA CONCIENCIA
Después de decirnos estas cosas, el escritor de Efesios prosigue a darnos más detalles. Conforme a la composición de este libro, al final del capítulo 3 se halla la oración del apóstol y en la primera sección del capítulo 4 él presenta la práctica de la vida de iglesia (vs. 1-16). Después de esto, el versículo 17 comienza otra sección. No es suficiente hablar solamente de los puntos principales en la primera sección de este capítulo. Si permanecemos en la primera sección, aún tenemos algo sólo en teoría, pero todavía no hemos llegado a la práctica. Por lo tanto, a partir del versículo 17, el apóstol entra en más detalle.
Esta sección comienza diciendo: “Esto, pues, digo y testifico en el Señor: que ya no andéis como los gentiles, que todavía andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos a la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón” (vs. 17-18). Estos versículos hablan acerca de la vanidad de la mente, el entendimiento entenebrecido y la dureza, la ceguera, del corazón. Si no tomamos medidas con respecto a todas estas cosas, no podemos poner en práctica la vida de iglesia apropiada. No es posible que tengamos la vida de iglesia práctica con un grupo de personas cuya mente está llena de vanidad, cuyo entendimiento está entenebrecido y cuyo corazón ha sido cegado. La manera en que podemos asirnos de la realidad, crecer y recibir algo de Cristo es tomar medidas con respecto a todas estas cosas. Tenemos que tomar medidas con respecto a nuestra mente, nuestro entendimiento tiene que ser iluminado y nuestro corazón tiene que estar abierto, no cegado. Éstos son los detalles que Pablo toca en la segunda sección del capítulo 4.
El versículo 19 continúa diciendo: “Los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza”. Perder toda sensibilidad equivale a echar fuera toda sensibilidad. Esto tiene que ver con la conciencia. Perder toda sensibilidad proviene de descuidar la conciencia, sin que nos importe el sentir de ella. Tenemos que tomar medidas con respecto a toda la vanidad en nuestra mente. Esto requiere que nuestra mente sea renovada (v. 23). De igual manera, nuestro entendimiento tiene que ser iluminado y nuestro corazón tiene que ser abierto, no cegado, cerrado y oculto. Todo nuestro corazón necesita volverse al Señor. Por último, debemos tomar cuidado del sentir en nuestra conciencia. No debemos desechar toda sensibilidad. Debemos estar atentos a nuestra conciencia.
(
Visión la práctica y la edificación de la iglesia como cuerpo de Cristo, La, capítulo 8, por Witness Lee)