Visión la práctica y la edificación de la iglesia como cuerpo de Cristo, La, por Witness Lee

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HABLAR DESDE EL ESPÍRITU CON MIRAS A QUE SE EDIFIQUE LA IGLESIA

No contristar al Espíritu Santo al hablar palabras corrompidas

El versículo 30 del capítulo 4 dice: “No contristéis al Espíritu Santo de Dios”. El apóstol Pablo, en sus escritos, era muy cuidadoso al usar palabras y términos. Este versículo habla acerca del Espíritu Santo de Dios. Tal parece que no hay necesidad de utilizar la palabra Santo; podríamos decir sencillamente: “El Espíritu de Dios”. No obstante, la santidad es la naturaleza misma de Dios, lo cual guarda relación con el versículo anterior. El versículo 29 comienza, diciendo: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca”. Distintas versiones traducen la palabra corrompida de diversas formas. La palabra corrompida podría significar “podrido, pernicioso, sucio, vil, contaminado o malsano”. La palabra griega tiene todos esos significados. No podemos permitir que esa clase de palabra salga de nuestra boca. Esta clase de comunicación no es santa; no ha sido apartada para Dios y no corresponde a la naturaleza santa de Dios. Hoy día el Espíritu de Dios en nosotros es el mismo Espíritu Santo. Si hablamos de manera corrompida, contristaremos al Espíritu Santo. Según estos versículos, contristar al Espíritu Santo tiene mucho que ver con nuestro hablar. El versículo 29 nos dice que no hablemos de esa forma, y el siguiente versículo nos dice que no contristemos al Espíritu Santo. Si hablamos palabras malsanas y perniciosas, contristaremos al Espíritu Santo.

Hablar conforme a la necesidad actual con miras a que se edifique la iglesia

El resto del versículo 29 dice: “Sino la que sea buena para edificación según la necesidad, a fin de dar gracia a los oyentes”. La traducción de Conybeare de este versículo usa las palabras: “Ninguna palabra asquerosa salga de vuestra boca, sino aquella que puede edificar la iglesia conforme a su necesidad, y bendiga a los oyentes”. Según el entendimiento de Conybeare, la edificación se refiere a la edificación de la iglesia. Su nota acerca de la palabra edificar dice en efecto: “Literalmente, aquello que es bueno para la edificación necesaria (‘edificar’ siempre implica ‘la iglesia’ o algún equivalente), a fin de que otorgue una bendición a los oyentes”. El entendimiento que tenía Conybeare es correcto. Lo que estaba en la mente del apóstol era la edificación de la iglesia. Colosenses 4:6 dice: “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno”. Debemos hablar palabras que ministren gracia a otros. Esta clase de hablar tiene mucho que ver con la edificación de la iglesia, el Cuerpo. Debemos hablar de manera que tomemos cuidado de la edificación de la iglesia.

Efesios 4:29 dice que nuestro hablar debe ser “según a la necesidad”. La palabra necesidad también podría traducirse como “ocasión”, o “la necesidad del momento”. Cada vez que hablemos con los hermanos y hermanas en la iglesia, tenemos que tomar cuidado de la situación actual de la iglesia. Necesitamos hablar de tal forma que tomemos cuidado de lo necesario para esa ocasión con miras a la edificación de la iglesia. Podemos ilustrar esto de la siguiente manera. Si un hermano viene a hablar con nosotros, es posible que comprendamos que él tiene cierto problema con la iglesia, las hermanas, los ancianos o los jóvenes. Ésta es su situación actual, la cual tiene mucho que ver con la edificación de la iglesia. En este momento estamos en un aprieto. La manera en que hablemos con él determinará si nuestra respuesta será adecuada. Existe la necesidad de hablarle algo que satisfaga la situación actual con respecto a la edificación de la iglesia. Podríamos hablarle de manera negativa, diciendo: “Estoy de acuerdo con usted. Yo tampoco estoy contento con las hermanas”. Esto basta para “derribar la pared” en la iglesia. Al menos este hermano será derribado. No obstante, si estamos en el espíritu y bajo el control del espíritu, nuestro espíritu tendrá la unción y la sabiduría para hablar con él. Hablaremos de manera adecuada para satisfacer la necesidad de esa ocasión con miras a la edificación de la iglesia. Después de nuestra conversación, este hermano estará más edificado en la iglesia y con los otros miembros.

Existen dos posibilidades respecto a nuestro hablar. Una es que derribemos y la otra es que edifiquemos. El significado apropiado del versículo 29 es que siempre tenemos que hablar de manera que saciemos la necesidad de la ocasión actual a fin de edificar la iglesia. La versión Berkeley usa las palabras: “Mas sólo lo que sirve bien para mejorar la ocasión”, y la versión interlineal griego-inglés del Nuevo Testamento dice en efecto: “Para el mejoramiento de la necesidad”. Esto reviste gran importancia. La edificación implica el mejoramiento de la ocasión actual. Cuando el hermano antes mencionado viene para hablar con nosotros, él presenta una necesidad de la ocasión, pues tiene un problema con la iglesia. Su situación es pobre y necesita mejorar. El mejoramiento depende de cómo le hablemos. Podríamos hablarle de forma que mejoremos la ocasión o que la empeoremos.

(Visión la práctica y la edificación de la iglesia como cuerpo de Cristo, La, capítulo 9, por Witness Lee)