LOS ASPECTOS DE LA VIDA Y EDIFICACIÓN
PROPIOS DE LA IGLESIA
El aspecto de la vida equivale a la mezcla de Dios y el hombre
Por todo lo mencionado anteriormente, podemos ver de manera clara que a fin de que la vida de iglesia sea hecha real en nuestra experiencia, primero tenemos que conocer la verdadera experiencia de Cristo en nuestro interior como nuestra vida. Debemos experimentar a Cristo a tal grado que Él realmente sea nuestra vida. Esto tiene que ver con la mezcla de Dios y el hombre. Algunos han criticado nuestro uso de la palabra mezcla, preguntando: “¿Cómo puede Dios mezclarse con nosotros?”. Estas queridas personas están demasiado preocupadas con la teología tradicional. Cada vez que oigo a otros criticar nuestros mensajes, no soy subjetivo. Intento ser objetivo para ver su punto de vista y considerar más a cabalidad lo que estamos enseñando. Muchas veces asumo la actitud de que podríamos estar equivocados y reviso nuevamente esta enseñanza. Aun esta mañana revisé nuevamente si algo podría estar mal con ella o no. Sin embargo, el Señor me dijo: “Mira Juan 6:57: ‘Como me envió el Padre viviente, y Yo vivo por causa del Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por causa de Mí’”. ¿Acaso podemos comer algo sin que ello se mezcle con nosotros? Si nos comemos un pollo, el pollo y nosotros nos unimos. Cualquier cosa que comamos es digerida y se mezcla con nosotros. El Señor Jesús es el pan de vida, y Él dijo: “El que me come, él también vivirá por causa de Mí”.
La Nueva Jerusalén tiene cuatro lados, y en cada lado hay tres puertas (Ap. 21:13). Esto no equivale a tres más cuatro, sino a tres multiplicado por cuatro. El número tres representa al Dios Triuno y el número cuatro representa al hombre, el principal entre todas las criaturas (Mt. 28:19; Ez. 1:5, 10). Estas figuras significan que el Dios Triuno se mezcla con el hombre. La primera vez que di un mensaje acerca de este cuadro fue en 1941 en mi pueblo natal. Ahora, puesto que he sido criticado por esta enseñanza, volví a revisar los escritos del hermano Watchman Nee. En La iglesia gloriosa, el hermano Nee habla acerca de cuatro mujeres: Eva en Génesis 2, la mujer (la iglesia) en Efesios 5, la mujer universal en la visión de Apocalipsis 12 y la Nueva Jerusalén, la esposa del Cordero en Apocalipsis 21 (The Collected Works of Watchman Nee, t. 34, págs. 99 en adelante). El hermano Nee señaló que estas cuatro mujeres realmente eran una sola mujer, que representa una entidad compuesta del pueblo redimido de Dios. Acerca de la última mujer, el hermano Nee dijo: “En la Nueva Jerusalén, la unión del hombre y de Dios deja de ser siete, pues es doce. Ya no es tres más cuatro, sino tres multiplicado por cuatro. La multiplicación es una unión perfecta, algo inseparable. Cuando el Creador se mezcla con la criatura, esto da doce, y doce es el número de la unión perfecta” (pág. 136). Cuando el hermano Nee habló este mensaje en chino, él utilizó la palabra mezclarse.
A fin de tener la vida de iglesia, tenemos que conocer la realidad de Cristo como vida para nosotros, no meramente de forma general, sino a manera de alimento para ser digerido por nosotros. Necesitamos comer a Cristo y digerirlo. “El que me come, él también vivirá por causa de Mí”. Ésta es la palabra del Señor en Juan 6:57 y nunca podemos olvidarla. Tenemos que experimentar al Señor como vida, en el sentido de que Él es el alimento que hemos de digerir y que, como tal, Él llega a ser nuestro elemento constitutivo. Luego, espontáneamente estamos en el orden adecuado bajo Su autoridad como Cabeza.
La vida y la edificación se hallan
por todas las Escrituras
El tema de la vida y la edificación se halla por todas las Escrituras. En Génesis 2 se halla el árbol de la vida y también la edificación implícita en los materiales preciosos, que son oro, bedelio y ónice (vs. 9, 11-12). Al final de la Biblia, en Apocalipsis 21 y 22, nuevamente se ve el árbol de la vida y la edificación con materiales preciosos (22:2; 21:18-21). En las siete parábolas de Mateo 13 también se halla el tema de la vida y la edificación. En estas parábolas la semilla que se siembra es la semilla de vida que crece para ser trigo (vs. 3-8, 24). Aun la semilla de mostaza y las tres medidas de harina tienen que ver con la vida (vs. 31, 33). Por otra parte, el tesoro escondido en la tierra y la perla de gran valor son materiales preciosos para el edificio (vs. 44-46). De manera similar, 1 Corintios 3 nos dice que, por un lado, somos labranza de Dios y, por otro, somos la casa de Dios (vs. 9-12, 16). Como labranza de Dios, necesitamos la vida para crecer, y como casa, necesitamos ser edificados. Por todas las Escrituras tenemos estos dos asuntos: la vida y la edificación.
(
Visión la práctica y la edificación de la iglesia como cuerpo de Cristo, La, capítulo 4, por Witness Lee)