Visión la práctica y la edificación de la iglesia como cuerpo de Cristo, La, por Witness Lee

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ORAR EN EL ESPÍRITU PARA PELEAR LA GUERRA ESPIRITUAL

Los versículos 10 y 11 de Efesios 6 dicen: “Por lo demás, fortaleceos en el Señor, y en el poder de Su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las estratagemas del diablo”. Luego el versículo 18 dice: “Con toda oración y petición orando en todo tiempo en el espíritu, y para ello velando con toda perseverancia y petición por todos los santos”. El último aspecto visto en Efesios es la guerra espiritual, y la clave, el secreto, de esta guerra es el espíritu. Debemos saber cómo orar en el espíritu. Si hay algún problema entre los santos, no deberíamos tratar con ello directamente. Al contrario, tenemos que aprender a orar en el espíritu para pelear la batalla. Es por medio de toda oración y petición en el espíritu, no al hablar y razonar, que todos los problemas son solucionados.

Ser fortalecidos en el espíritu y evitar la tentación de escuchar problemas

Debemos orar en el espíritu. Cuando confrontamos una situación difícil, deberíamos mantenernos enteramente alejados de los problemas allí. Incluso si las personas se acercan a nosotros para decirnos los problemas debemos cerrar nuestros oídos y no escuchar. Ésta es la mejor manera de proceder. No obstante, vuelvo a decir que existe la tentación natural de excavar todos los problemas. Cuando vamos a cierta localidad, es posible que nos guste saberlo todo. Esto es una verdadera tentación, y no sirve de ayuda para nosotros o la iglesia allí. Cuanto más lleguemos a ser “sordos, ciegos y mudos” en una situación, mejor. Nuestro espíritu debe ser fuerte. Si lo es, no habrá necesidad de que alguien nos diga los problemas. Quizás no sepamos los detalles, pero en nuestro espíritu conoceremos la situación en principio.

Hablar y razonar nunca funcionan para solucionar los problemas en la vida de iglesia

Nunca podemos solucionar problemas al hablar de ellos. En toda mi vida, nunca he visto un solo problema que haya sido resuelto hablando de ello. Esto solamente desperdicia nuestro tiempo y nos involucra de manera equivocada. La única forma de pelear la batalla es orar en el espíritu. Es por esto que siempre que voy a otros lugares, me cierro a oír las cosas negativas. No me gusta oír y saber estas cosas. No podemos ayudar a las personas al oír esta clase de hablar. Hermanas, si ustedes saben que ciertas hermanas tienen un problema, no acudan a ellas para hablar. Si ustedes van a hablar con ellas, se involucrarán en ello. Permitan que hablen entre ellas mismas. Cuando sus habladurías quemen todo su combustible natural, el fuego se apagará por sí solo. No se añadan como más combustible al fuego. Es insensato lanzarse a su fuego como material para ser quemado. Muchos que hacen esto aún no están satisfechos. Ellos llaman a otros santos para lanzarse al fuego con ellos de forma insensata. Entonces, en vez de haber tres pedazos de “leña”, hay seis o siete. Luego cuando los primeros tres se han apagado, el fuego sigue ardiendo con el material nuevo, y ustedes mismos llegan a ser el material que se quema. Esto es un verdadero problema en la iglesia.

Manténganse alejados de esta quema. Permitan que la “leña” se queme a sí misma. Esta clase de hablar no puede durar mucho tiempo. Después de varios años aquellos que están involucrados verán la necesidad de parar. He aprendido este secreto en el pasado, así que se lo paso a ustedes. No sean engañados. Nunca podremos solucionar los problemas al hablar de ellos. No desperdicien el tiempo, y no se ocasionen daño a ustedes mismos al llegar a ser material para el fuego. Antes bien, debemos orar en el espíritu.

(Visión la práctica y la edificación de la iglesia como cuerpo de Cristo, La, capítulo 9, por Witness Lee)