BAUTIZADO EN EL (DENTRO DEL) CUERPO DE CRISTO
PARA LLEVAR A CABO LA ADMINISTRACION DIVINA
POR LA AUTORIDAD DEL CRISTO EXALTADO
Conforme a Su economía neotestamentaria, el Dios Triuno, después de pasar por todos los procesos de la encarnación, el vivir humano, la crucifixión y la resurrección, fue consumado para ser el Espíritu todo-inclusivo y compuesto. En Su ascensión este Espíritu fue derramado para efectuar el bautismo del Cuerpo de Cristo. Por esto, en cuanto a nosotros los creyentes, ser bautizados en este Espíritu es ser bautizados en el (dentro del) único Cuerpo para que, como Su Cuerpo, podamos ser unidos a El como la Cabeza a fin de recibir Su autoridad para la realización de Su divina administración gubernamental.
El aliento soplado en (dentro de) nosotros nos hace los miembros de Cristo tan vivos y llenos de vida. Es necesario que todos los miembros sean puestos juntos para formar un solo Cuerpo. Esto exige otro paso; por consiguiente, el Cristo neumático también debe ser el Cristo ascendido y exaltado. Después de ser exaltado, El llegó a ser la autoridad de este universo y El se derramó a Sí mismo sobre todos los miembros para autorizarlos y ponerlos juntos para formarlos en un solo Cuerpo. Este Cuerpo es el gobierno universal porque está unido a la Cabeza. Aunque Cristo como la Cabeza de todas las cosas es la autoridad y el gobierno de este universo, El necesita un Cuerpo que ejecute Sus órdenes. Por lo tanto, la Cabeza y el Cuerpo llegan a ser la autoridad y el gobierno de todo el universo.
Cada miembro del Cuerpo tiene la autoridad de la Cabeza. Cada miembro de este Cuerpo es una parte del gobierno universal. En este Cuerpo y unidos a nuestra Cabeza ascendida, tenemos el poder, la autoridad, y todo el universo tiene que respetarnos. Todos los demonios y los espíritus malignos tienen que temernos. Como el Cristo resucitado y neumático, el Señor trató con todas las cosas negativas en el universo y se liberó a Sí mismo dentro de nosotros como nuestra vida. El se impartió dentro de nosotros esencialmente como nuestra vida para hacernos Sus miembros vivientes. Otro paso fue necesario para que El fuese exaltado para ser la autoridad del universo, para ser el Cristo ascendido y exaltado. Luego se derramó como el Cristo exaltado sobre nosotros como autoridad para hacernos Su Cuerpo, el órgano ejecutor de la Cabeza. Este Cuerpo conectado a la Cabeza es el gobierno, la administración, de este universo. En el Cuerpo cada miembro es una parte de la autoridad universal. Estamos capacitados y equipados para llevar a cabo la administración divina en esta tierra. Con el Cristo neumático, ascendido y exaltado como nuestro uniforme celestial, tenemos el poder y la autoridad para mover y obrar a fin de realizar el plan eterno de Dios.
El bautismo en el Espíritu Santo es el derramamiento del Dios Triuno, quien es consumado en el Espíritu todo-inclusivo y compuesto. Tal derramamiento efectuado por la Cabeza celestial sobre Su Cuerpo en la tierra, no es para vida sino para administración, y no se realiza como vida esencialmente, sino como poder económicamente para llevar a cabo la economía de Dios. Este bautismo en el Espíritu fue profetizado por Juan el Bautista. Juan les dijo a sus seguidores que él fue enviado para bautizar a la gente en el agua. Bautizar a la gente en el agua es terminarlos en su vieja esfera de vida, el mundo, y enterrarlos. También les dijo a sus discípulos que después de él Alguien venía que bautizaría a la gente en el Espíritu (Mt. 3:11). Bautizar a la gente en el Espíritu es introducirlos en una esfera nueva de vida, el reino de Dios. Que el Dios Triuno sea dado a nosotros como el Espíritu de vida es para nuestra germinación. Luego, que el Dios Triuno sea derramado sobre nosotros como el Espíritu de poder es para introducirnos en un reino nuevo. Estas dos cosas deben ser unidas ya que las dos son llevadas a cabo por el mismo y único Espíritu (1 Co. 12:13). El mismo y único Espíritu como el Espíritu de vida nos germina, y como el Espíritu de poder nos introduce en un reino nuevo. Por lo tanto, todos los creyentes de Cristo son personas germinadas por el Espíritu, y también personas introducidas en un reino nuevo por el Espíritu.
Esta clase de persona es totalmente una persona del Espíritu, el cual es la consumación máxima del Dios Triuno procesado. Tales personas son germinadas por el Espíritu como vida, y también son introducidas en un reino nuevo por el Espíritu como poder. Estas personas no sólo son germinadas, avivadas y vivificadas en vida, sino también equipadas para llevar a cabo la administración de Dios en Su reino para el cumplimiento de Su plan eterno. Espero que todos nosotros recibamos una visión clara de esto. El Espíritu es la consumación máxima del Dios Triuno procesado, en primer lugar, para ser soplado dentro de nuestro ser, para hacernos germinar, avivarnos, vivificarnos, para que tengamos esencialmente al Dios Triuno procesado como nuestra vida. Entonces, llegamos a ser los Dios-hombres, los que viven la vida de Dios. Luego el Espíritu como la consumación máxima del Dios Triuno procesado nos introduce en un reino nuevo bautizándonos con el poder desde lo alto para hacernos personas capacitadas en el reino de Dios para llevar a cabo Su plan eterno.
A partir de Hechos 2 todos estos ciento veinte, incluso los doce, habían llegado a ser personas avivadas, vivificadas y regeneradas por el Espíritu de vida que fue soplado en (dentro de) ellos por él Cristo resucitado en Su resurrección para que fueran Dios-hombres que viven a Dios y expresan a Dios. Habían llegado a ser también personas introducidas en el reino de Dios por el Espíritu de poder que fue derramado sobre ellos por el Cristo ascendido en Su ascensión para ejecutar la administración de Dios. Estas son la clase de personas que tenemos que ser hoy. Es menester que el Espíritu de vida nos haga germinar esencialmente, y que el Espíritu de poder nos habilite económicamente. Entonces vivimos a Dios y llevamos a cabo el plan de Dios. El soplo del Espíritu de vida por el Cristo resucitado nos germina y nos hace los miembros de Cristo. El bautismo en el Espíritu de poder por el Cristo ascendido, que nos pone en el Dios Triuno, hace de todos los miembros de Cristo un solo Cuerpo. El germinar nos hace los miembros de Cristo, pero hay otro paso: el paso del bautismo. El bautizarnos hace a nosotros, todos Sus miembros, un Cuerpo. Primera Corintios 12:13 dice que todos fuimos bautizados en un solo Espíritu en (dentro de) un solo Cuerpo. Con tal que hayamos sido primero germinados y luego bautizados, llegamos a ser miembros de Cristo y somos compuestos y formados en el único Cuerpo de Cristo. Es por medio del Espíritu que sopla que somos hechos miembros de Cristo, y es por medio del Espíritu bautizador que todos los miembros de Cristo son hechos un solo Cuerpo de Cristo. Ahora en este universo está la Cabeza en los cielos, y el Cuerpo en esta tierra, cooperando el uno con el otro para llevar a cabo la administración de Dios para Su plan eterno. Aunque estamos todavía en el cielo viejo y la tierra vieja, mediante la germinación del Espíritu de vida y el bautismo en el Espíritu de poder ya estamos en el cielo nuevo y la tierra nueva.
(
EconomÃa neotestamentaria de Dios, La, capítulo 8, por Witness Lee)