DE MATEO A LOS HECHOS
En los primeros cinco libros del Nuevo Testamento hemos visto que Cristo, el Dios-hombre, después de haber entrado en Su resurrección, se hizo el Espíritu de vida como el aliento soplado dentro de Sus discípulos (Jn. 20:22). Luego, después de Su ascensión, como el Espíritu de poder, es decir, como el viento, se derramó a Sí mismo sobre Sus discípulos. En los Hechos vemos a un grupo de personas en la tierra, quienes están llenas del Espíritu interiormente para el aspecto de la vida, y exteriormente para el aspecto del poder. Eran personas del Espíritu que tenían dentro de si la vida divina esencialmente y que tenían el poder divino económicamente. Ellos andaban, vivían, trabajaban, se movían y hacían todo como personas del Espíritu. Eran personas que vivían a Dios para efectuar y llevar a cabo la economía de Dios. Eran personas que disfrutaban de las siete cosas básicas de las bendiciones neotestamentarias. Habían sido regenerados, y así habían llegado a tener la vida de Dios y a poseer la naturaleza de Dios. Ellos tenían al Dios Triuno viviendo en ellos. Mediante estos elementos básicos, estaban siendo transformados y mezclados con el Dios Triuno para tener Su imagen divina y para entrar en Su gloria divina.
(EconomÃa neotestamentaria de Dios, La, capítulo 11, por Witness Lee)