FUIMOS BAUTIZADOS EN UN SOLO ESPIRITU
Y SE NOS DIO A BEBER DE UN MISMO ESPIRITU
Ser bautizados en el Espíritu consumado todo-inclusivo no sólo reúne a todos nosotros, a los creyentes, para que seamos el Cuerpo de Cristo, sino que también nos sitúa para que bebamos de El a fin de recibir el suministro todo-abundante (Fil. 1:19) del Dios Triuno procesado y transmitido, para que seamos alimentados para ser los miembros fuertes y activos del Cuerpo de Cristo para la realización del plan eterno de Dios. Cuando el Señor se derramó a Sí mismo como este Espíritu consumado todo-inclusivo sobre Sus discípulos, El efectuó el bautismo en el Espíritu. Pasó por la encarnación, el vivir humano, la crucifixión, la resurrección y la ascensión. Luego El se derramó a Si mismo. En cuanto a Pedro, Jacobo y Juan —los primeros discípulos que estuvieron con el Señor durante Su ministerio terrenal— el ser bautizados en el Espíritu fue el último paso que experimentaron. Sin embargo, para la casa de Cornelio (Hch. 10) el ser bautizados en el Espíritu fue el primer paso. Hoy somos precisamente como la casa de Cornelio. Nuestro comienzo empieza con el bautismo en el Espíritu Santo. Cuando la casa de Cornelio recibió el bautismo en el Espíritu, ellos empezaron su vida espiritual. Empezaron a beber del Espíritu. Es por esto que 1 Corintios 12:13 nos dice que “en un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo...y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” (lit.). Después de que fuimos bautizados, empezamos a beber. Ser bautizados es ser puestos en Cristo y poner a Cristo sobre nosotros (Gá. 3:27); entonces empezamos a beber de Cristo y a ingerirle.
Primero, somos puestos en Cristo; luego recibimos a Cristo dentro de nosotros. Esto corresponde a la palabra del Señor en Juan 15:4 donde dice: “Permaneced en mí, y yo en vosotros”. También dijo en Juan 14:20 que El está en el Padre, que nosotros estamos en El y que El está en nosotros. Primero, debemos estar en El; luego El estará en nosotros. Estamos en El por medio de ser bautizados en (dentro de) El, y le tenemos en nosotros por medio de beberle. Bautizar a la gente en el agua es una demostración del bautismo del Espíritu. Uno que cree en el Señor es bautizado en el (dentro del) Dios Triuno. Luego demostramos esto al poner esta persona en el agua, lo cual significa que él ha sido bautizado en el (dentro del) Dios Triuno, dentro de Cristo, dentro del Espíritu todo-inclusivo. De aquí en adelante, este bautizado empieza a beber del Espíritu para que el Señor pueda permanecer en él.
Hoy día el Señor lo ha realizado todo. El soplarse de Sí mismo en (dentro de) los creyentes ha sido realizado, y Su bautizar de los creyentes en el Espíritu también ha sido realizado. Una vez que creemos en El, recibimos Su soplar y recibimos Su bautizar. El sopló de una vez por todas y bautizó de una vez por todas. En el libro de los Hechos miles de personas creyeron en el Señor en muchas ocasiones; no hay registro de que cada vez que llegaron nuevos creyentes, el Señor soplara de nuevo y bautizara de nuevo. El soplar fue efectuado y también el bautizar. Cuando alguien cree en el Señor, entra en Su bautizar. Luego es puesto en Cristo y empieza a beber de El. Cristo empieza a permanecer en él. Aquel que fue bautizado y que bebe es un miembro nuevo en el Cuerpo de Cristo.
(EconomÃa neotestamentaria de Dios, La, capítulo 8, por Witness Lee)