CON SU DIVINIDAD
Cuando Jesús el hombre fue crucificado en la cruz, el Dios Triuno, el Padre, el Hijo y el Espíritu, estaban todos incluidos. La muerte del Hijo fue con el Padre y por el Espíritu. Sí, fue en Su humanidad, en la carne, que Cristo murió en la cruz. Sin embargo, también murió con Su divinidad. Cuando Cristo moría en la cruz, no era solamente el Hijo del Hombre, sino también el Hijo de Dios. Debemos acordarnos de que El era una Persona con dos naturalezas: la naturaleza humana y la divina. No podemos decir que cuando Cristo moría en la cruz la naturaleza divina fue quitada, porque la misma Persona que moría en la cruz, como el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios, todavía poseía la naturaleza divina y la naturaleza humana. Esto era Su propio ser y está relacionado con Su naturaleza intrínseca.
Por ejemplo, una persona puede quitarme el saco, pero no puede quitarme la naturaleza intrínseca. La naturaleza intrínseca de Jesús era la del Hijo del Hombre y la del Hijo de Dios. Jesús como una Persona era el Hijo del Hombre y también el Hijo de Dios. Cuando estaba andando en esta tierra, viviendo en esta tierra, cuando fue arrestado, cuando fue juzgado, cuando fue crucificado en la cruz, siempre era tanto el Hijo del Hombre como el Hijo de Dios. En la cruz estaba muriendo como el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios.
El Hijo de Dios
El era el Hijo de Dios por medio de la concepción llevada a cabo por el Espíritu Santo en esencia (Lc. 1:35). En esencia significa intrínsecamente. La naturaleza intrínseca de una persona no se puede cambiar. Simplemente porque un alemán se pone un kimono japonés, eso no lo hace japonés; todavía es alemán. Esencialmente es alemán. Económicamente lleva ropa japonesa. Jesús nació para ser el Hijo de Dios esencialmente porque fue concebido del Espíritu de Dios. Nada puede cambiar Su naturaleza esencial.
Su concepción fue la encarnación de Dios
Su concepción fue la encarnación de Dios (Jn. 1:14); por esto, El era Dios (Ro. 9:5). Jesús era Dios cuando estaba en el pesebre como un bebé pequeño. Isaías 9:6 nos dice que un Niño nos es nacido y se llamará Su nombre el Dios fuerte. El niño pequeño en el pesebre era Dios esencialmente. ¿Podemos decir que cuando El fue puesto en la cruz ya no era Dios? Decir que El ya no era Dios en la cruz no es lógico, puesto que nada puede cambiar Su esencia. El siempre estaba con el Padre y por el Espíritu.
Dios lo dejó económicamente
mientras moría
Esencialmente, en la cruz Cristo era Dios. Económicamente, Dios lo dejó mientras moría Su muerte vicaria por los pecadores (Mt. 27:45-46). Muchos cristianos nunca han visto la diferencia entre el aspecto esencial y el aspecto económico de la Trinidad. Jesús fue concebido del Espíritu Santo, y el elemento divino del Espíritu Santo llegó a ser Su propia esencia. Desde Su nacimiento el Espíritu Santo siempre estaba en Su ser, pero cuando El tenía treinta años, después de Su bautismo, el Espíritu Santo descendió sobre El como una paloma (Mt. 3:16). Antes de que el Espíritu Santo descendiera sobre El, El tenía al Espíritu Santo como Su esencia intrínseca esencialmente (Mt. 1:18, 20). Entonces, ¿por qué todavía necesitaba descender el Espíritu Santo sobre El? La razón era que esencialmente Jesús ya tenía el Espíritu de vida para Su existencia, pero económicamente para Su ministerio El no tenía el Espíritu de poder todavía. Ya tenía al Espíritu Santo como Su esencia de vida, pero no tenía al Espíritu Santo como Su poder. En el momento de Su bautismo el Espíritu Santo descendió sobre El económicamente, y este Espíritu económico permaneció con El durante tres años y medio hasta que fue crucificado para morir por nosotros, los pecadores. En esta coyuntura, Dios lo dejó económicamente (Mt. 27:45-46), así como tres años y medio antes Dios había venido a El económicamente por el Espíritu como poder.
Que Dios viniera económicamente o que Dios lo dejara económicamente, eso no cambió Su esencia o Su naturaleza intrínseca. Que me ponga un saco o que me lo quite, eso no cambia mi esencia. Dios descendió sobre El en Su bautismo económicamente y Dios también lo dejó en la cruz económicamente. Eso no cambió Su esencia. Cuando El estaba de pie en las aguas de bautismo, era el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios. Cuando fue crucificado en la cruz, El era todavía el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios. Esencialmente no hubo cambio, pero económicamente hubo algún cambio. En Su bautismo Dios descendió sobre El, y en la cruz Dios le dejó. Pero esta venida económica y este abandono económico no cambiaron Su esencia. Cuando Jesús moría en la cruz, Dios moría allí. Una línea de un himno famoso por Charles Wesley dice: “¿Cómo será —qué gran amor— Que por mí mueras Tú mi Dios?” (véase 100 Himnos Seleccionados, #18). Jesús era Dios, y El murió en la cruz no sólo como Hombre sino también como Dios. Por lo tanto, aun cuando El estaba en la cruz todavía era el Hijo, con el Padre y por el Espíritu.
El Dios Triuno estaba allí en la concepción de Jesús. El Dios Triuno vivía en la tierra, y el Dios Triuno también estaba muriendo en la cruz. El Dios Triuno tenía todo que ver con la concepción de Jesús, con el vivir de Jesús en esta tierra y con la muerte de Jesús en la cruz. El Dios Triuno tenía todo que ver con Jesús.
(
EconomÃa neotestamentaria de Dios, La, capítulo 3, por Witness Lee)