LA ASCENSION DEL HIJO
Después de terminar este entrenamiento de cuarenta días, el Señor tuvo la paz de dejarlos, así que los llevó a todos al monte de los Olivos donde fue llevado al cielo (Lc. 24:51; Hch. 1:12). Esto lo introdujo a otra etapa nueva. Antes de Su encarnación, El era meramente Dios. Su encarnación lo introdujo a una etapa nueva, una etapa en la cual El viviría en esta tierra treinta y tres años y medio, una etapa en la cual El sería un hombre que vivía a Dios. Luego Su ascensión lo introdujo a la tercer etapa. Esta etapa es la de un hombre resucitado que vive en los cielos para ejecutar las cosas que Dios determinó sobre esta tierra. Este Resucitado ahora está sentado en los cielos para ejecutar la administración de Dios (He. 12:2). Esta Persona en los cielos es la Cabeza.
Después de que los discípulos recibieron al Espíritu vivificante soplado dentro de ellos por el Cristo resucitado, como vida, como suministro de vida y como todo lo relacionado con su hombre interior, todos ellos llegaron a ser Dios-hombres, los hombres que habían sido mezclados con Dios. Luego fueron llenados con la vida divina esencialmente, pero no estaban capacitados para llevar a cabo la economía de Dios. Por lo tanto, el Cristo resucitado tuvo que ascender a los cielos para ser exaltado por Dios, y para que le fuera dado por Dios el reinado, el señorío y la posición de la Cabeza sobre todas las cosas. También obtuvo el trono, la gloria y toda la autoridad en el universo. Mientras que los ciento veinte oraban en la tierra por diez días, Dios estaba haciendo que el Cristo exaltado fuera el Rey, el Señor y la Cabeza de todas las cosas. Dios estaba dándole a Su Exaltado la autoridad, el trono y la gloria.
(EconomÃa neotestamentaria de Dios, La, capítulo 7, por Witness Lee)