EL SEÑOR ES EL ESPIRITU, EL ESPIRITU
DEL SEÑOR, PARA NUESTRA LIBERTAD
Segunda Corintios 3:17 nos muestra que el Señor es el Espíritu, el Espíritu del Señor, para nuestra libertad. El Señor es el Espíritu, y el Señor como el Espíritu es para liberarnos de regulaciones, de ritos, de enseñanzas religiosas y de las doctrinas tradicionales. En los tiempos de Pablo, la ley del Antiguo Testamento era una gran esclavitud. El Señor como el Espíritu nos libera de la esclavitud de la ley. Los judíos estaban bajo la esclavitud de la circuncisión, bajo la esclavitud de las regulaciones dietéticas tales como el no comer ciertas cosas y el no comer con los gentiles, y bajo la esclavitud del sábado y otras regulaciones del Antiguo Testamento. Aunque alguien estuviera enfermo o tuviera hambre, no se podía hacer nada por él en sábado, ni tampoco él podía hacer nada para sí mismo. Esto era una esclavitud.
Hoy, sin embargo, no es la edad de Moisés y de la ley en letras, sino la edad del Señor Jesús como el “Cristo neumático”. El Señor hoy día es el pnéuma, o sea, el Espíritu. Moisés, con la letra de la ley, sometió a todo el pueblo bajo esclavitud: la esclavitud de guardar el sábado, la esclavitud de la circuncisión, la esclavitud de las regulaciones dietéticas, la esclavitud de no estar en contacto con los gentiles, y muchas otras esclavitudes. El hombre había estado atado con esclavitud tras esclavitud, pero entonces vino Jesús. El es la Persona maravillosa y El es el Señor. El también es el pnéuma, o sea, el Espíritu. El no es la letra de la ley. Con El ya no hay esclavitud, ni sábado, ni circuncisión, ni regulaciones dietéticas, sino que hay completa libertad.
El Señor como el Espíritu es libertad para nosotros. Hemos sido liberados. Anteriormente, estábamos bajo esclavitud tal como los judíos, y toda clase de esclavitud es un velo. Cada clase de esclavitud es una capa de velo. Esto indica esclavitud, ceguera, oscuridad, y aun muerte. Pero, ¡Aleluya! ¡vino Jesús! El es el Espíritu y El es la libertad. Cuando el corazón se vuelve al Señor se quita el velo (2 Co. 3:16). Además, el Señor es el Espíritu quien nos da libertad. Ya que el Señor es el Espíritu, cuando el corazón se vuelve a El, se quita el velo y el corazón queda libre de la esclavitud de la letra de la ley. ¡Nosotros hemos sido liberados!
(EconomÃa neotestamentaria de Dios, La, capítulo 13, por Witness Lee)