LA CONCEPCION Y EL NACIMIENTO DEL HIJO
Debemos impresionarnos profundamente de que el Nuevo Testamento nos revela una Persona maravillosa para el impartir divino. Esta Persona es el Dios Triuno encarnado para ser hombre (Jn. 1:14). Los Evangelios nos muestran la concepción y el nacimiento de esta Persona. Su concepción fue llevada a cabo por el Dios Triuno. Todos los tres de la Deidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu, tomaron parte en esta concepción y participaron en ella. Muchos de nosotros tenemos un concepto inadecuado en cuanto a Su concepción. Pensábamos que ésa fue simplemente la concepción del Hijo de Dios, sin embargo, tenemos que darnos cuenta de que tanto el Padre como el Espíritu tomaron parte en esa concepción. La esencia divina del Padre fue mezclada con la esencia humana mediante el Espíritu (Mt. 1:18, 20; Lc. 1:35). Por lo tanto, todos los tres de la Deidad participaron en esa concepción que fue llevada a cabo en el vientre de una virgen humana. Esto produjo a un niño con dos naturalezas: las naturalezas divina y humana. El nació como un Dios-hombre. Desde Su nacimiento El era el Dios completo (Ro. 9:5) y el Hombre perfecto. En tal concepción y nacimiento vemos a los tres de la Deidad en humanidad. Ninguna palabra humana puede explicar una concepción y nacimiento tan misterioso, excelente y maravilloso. La Persona que fue producida por medio de tal concepción también es misteriosa, excelente y maravillosa. En la historia humana, nunca ha existido tal Persona.
(EconomÃa neotestamentaria de Dios, La, capítulo 3, por Witness Lee)