Experiencia que tenemos de Cristo, La, por Witness Lee

CRISTO COMO EL MODELO

Después de esto, Pablo nos presenta a Cristo como el modelo. Cristo existía en forma de Dios y, de hecho, era Dios mismo. Debido a que tenía esta posición, no era un robo que Él tuviera una posición igual a la de Dios. Creo que mientras Pablo escribía estas palabras, en su interior tenía el sentir de que algunos de los santos de Filipos estaban cometiendo un acto de robo. Por ejemplo, supongamos que yo no tengo la capacidad para ser líder y, aún así, deseo serlo. En este respecto, yo les estoy robando a otros el liderazgo. Sin embargo, Cristo no cometió ningún robo al ser igual a Dios. Aunque de ningún modo era robo que Cristo fuera igual a Dios, con todo, Él se despojó a Sí mismo y no se aferró al hecho de ser igual a Dios. Además de esto, se humilló a Sí mismo, tomando forma de esclavo, haciéndose semejante a los hombres. Esto significa que Cristo renunció a Su posición tan elevada y no sólo se hizo semejante a los hombres, sino que además tomó forma de esclavo. Éste es un ejemplo y un modelo para nosotros.

La única manera en que nosotros podemos seguir el ejemplo de Cristo es que recibamos la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo. El Espíritu divino que está en nosotros hoy en día es el Espíritu de Jesús. Cuando hacemos cosas por rivalidad o cuando competimos con otros santos, el Espíritu de Jesús no es expresado. Pero cuando atendemos a la petición del apóstol Pablo y consideramos las virtudes de los demás, disfrutamos de la suministración del Espíritu de Jesucristo. Al hacer esto, espontáneamente renunciamos a nuestras opiniones y somos uno en el alma.

Muchos maestros del cristianismo han alentado a otros a imitar el modelo revelado en Filipenses 2. Sin embargo, es imposible que imitemos a Cristo. Por ejemplo, nosotros jamás podremos ser como un cordero; si queremos ser como un cordero, necesitamos la vida de un cordero. De igual manera, es imposible que imitemos al Señor Jesús. La norma de Su humildad es demasiado elevada para nosotros. ¡Pero aleluya, el Espíritu de Jesús está en nosotros! Por medio del Espíritu de Jesús nosotros podemos ser tan humildes como Él lo fue. Por medio del Espíritu de Jesús, nosotros podemos renunciar a todas nuestras opiniones y tener todos un mismo espíritu y una sola alma. Por medio del Espíritu de Jesús, todos podemos tener el mismo pensamiento y tener el mismo amor. Éste es el testimonio de Jesús, la unidad y la edificación. Ésta es la iglesia en términos prácticos, la iglesia que se manifiesta cuando vivimos por nuestro ser interior. Éste es el recobro del Señor. Por esta razón, todos necesitamos ser uno en el alma.

Si estuviéramos unidos en el alma, disfrutaríamos verdaderamente a Cristo. Pero si entre nosotros hay rivalidades y procuramos la vanagloria, no disfrutaremos al Señor en absoluto; en lugar de ello, habrá enfermedad, sequedad y desolación. Por supuesto, el Espíritu de Jesús no quiere que esto ocurra. Por consiguiente, si queremos experimentar a Cristo como nuestro disfrute en la vida de iglesia, debemos renunciar a nuestras opiniones, estar unidos en el alma, tener el mismo pensamiento y amarnos con el mismo amor.

(Experiencia que tenemos de Cristo, La, capítulo 4, por Witness Lee)