DOS SÍMBOLOS
Otra expresión poco común se halla en el capítulo 3, versículo 2, donde Pablo dice: “Guardaos de los perros”. Según la Biblia, un perro es un animal inmundo porque no rumia (Lv. 11:26). Para que un animal sea considerado limpio, debe rumiar como la vaca o la oveja, y también debe tener la pezuña hendida. Las pezuñas de los caballos y los burros no tienen hendidura; por lo tanto, estos animales no son limpios. Pero las vacas y las ovejas tienen pezuña hendida, por lo cual son limpias. En cambio, los cerdos tienen pezuña hendida pero no rumian, y los perros no rumian ni tienen pezuña hendida. Tanto el hecho de rumiar como la pezuña hendida son símbolos en la Biblia. Una pezuña hendida nos habla de discernimiento al andar, discernimiento en cuanto a lo que debemos hacer, en cuanto a adónde debemos ir y respecto al camino que debemos seguir. Si tenemos pezuña hendida, sabremos si debemos ir al salón de reunión o al cine. No obstante, alguien que no tiene pezuña hendida no tiene discernimiento con respecto a su andar. Si no tenemos esta facultad de discernimiento, nos ensuciaremos y seremos inmundos. Rumiar significa masticar las palabras de la Biblia. Esto significa que leemos la Biblia rumiándola. Por ejemplo, cuando oramos-leemos las palabras de Juan 3:16, estamos rumiando. Si rumiamos las palabras de la Biblia, ¡cuán limpios vendremos a ser! Si rumiamos y tenemos pezuña hendida, seremos guardados de cualquier contaminación. Debido a que rumiamos y tenemos pezuña hendida, ya no somos perros, sino corderitos.
(Experiencia que tenemos de Cristo, La, capítulo 6, por Witness Lee)