Experiencia que tenemos de Cristo, La, por Witness Lee

SEPULTURA Y RESURRECCIÓN

Antes de empezar Su ministerio, el Señor Jesús experimentó este tipo de muerte. Durante todo el tiempo que estuvo en la tierra, Él no vivió por Sí mismo, sino que en vez de ello, vivió siempre por el Padre y dijo: “No puedo Yo hacer nada por Mí mismo” (Jn. 5:30). El Señor había sido sepultado. ¿Cómo puede hacer algo una persona que ha sido sepultada? Supongamos que usted hubiera sido sepultado. ¿Qué podría hacer? Si todavía puede hacer algo, eso indicaría que no ha sido sepultado. Nuestro estatus debe ser el de una persona que ha sido eliminada y sepultada, alguien que no puede hacer nada por sí misma. El Señor Jesús parecía decir: “No puedo hacer nada por Mí mismo. Cuando salí a ministrar, Yo fui bautizado, sepultado, bajo el agua. Ahora, puesto que he sido sepultado, ¿cómo podría hacer algo?”.

¡Aleluya, pues donde hay sepultura, hay resurrección! Lo que es sepultado es la vida humana, y lo que es resucitado es la vida divina. Debido a que Él fue sepultado y resucitado, el Señor Jesús no vivió por Su vida humana sino por la vida divina. El Señor Jesús lo hizo todo por el Padre que vivía en Él (Jn. 14:10), viviendo como alguien que había sido sepultado. De este modo, el poder de la resurrección siempre lo acompañaba.

Al final de Su ministerio, el Señor Jesús murió físicamente en la cruz. Cuando los dos hijos de Zebedeo se acercaron a Él buscando que les concediera una posición privilegiada, Él dijo: “No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que Yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que Yo soy bautizado?” (Mr. 10:38). Cuando ellos le dijeron: “Podemos”, Jesús les dijo: “La copa que Yo bebo, la beberéis, y con el bautismo con que Yo soy bautizado, seréis bautizados” (v. 39). En el libro de Hechos vemos que los apóstoles en efecto fueron bautizados de esta manera. Todos ellos fueron sepultados y resucitados. Por ejemplo, en Hechos Pedro no vivió por su vida humana, sino por la vida divina. Él permanecía en la muerte de Cristo y era continuamente conformado a ella.

(Experiencia que tenemos de Cristo, La, capítulo 17, por Witness Lee)