PADECER PARA MAGNIFICAR A CRISTO
Debido a que las virtudes cristianas deben ser inagotables, Dios a menudo no reducirá nuestros sufrimientos, sino que más bien los aumentará, a fin de que Cristo sea magnificado. Es necesario que suframos a fin de que Cristo sea magnificado. Supongamos que usted orara: “Oh Dios, Padre mío, Tú eres bondadoso y misericordioso. Tú sabes que no puedo soportar muchas cosas. Por favor, reduce mis sufrimientos”. Si Dios respondiera a su oración, reduciendo su sufrimiento, Cristo no sería magnificado. Necesitamos los sufrimientos a fin de que Cristo sea magnificado. A medida que nuestros sufrimientos aumentan, Cristo es magnificado cada vez más. No se preocupe por averiguar qué clase de sufrimientos nos permiten magnificar a Cristo. En lugar de ponernos a analizar esto, sencillamente debemos amar al Señor y experimentarlo.
A medida que nuestros padecimientos aumentan, es posible que pensemos que nuestro Padre celestial es cruel y despiadado con nosotros. Sin embargo, recordemos que estas palabras acerca de magnificar a Cristo las dijo alguien que estaba en la cárcel. Cuanto más tiempo pasaba en la cárcel, más magnificaba a Cristo. Magnificar significa engrandecer. Como ya dijimos, magnificar a Cristo significa expresarlo como Aquel que es ilimitado. Él es magnificado a medida que aumentan nuestros sufrimientos. No debemos tener temor de sufrir, puesto que es un gozo magnificar a Cristo por medio de los sufrimientos. Muchos maestros del cristianismo se han dado cuenta que el libro de Filipenses es un libro de gozo. En este libro Pablo nos dice una y otra vez que nos regocijemos en el Señor. Cuando estamos en un ambiente agradable, tal vez no sea tan significativo decir que estamos gozosos. Sin embargo, es muy significativo que nos regocijemos mientras estamos en una cárcel.
(Experiencia que tenemos de Cristo, La, capítulo 1, por Witness Lee)