Experiencia que tenemos de Cristo, La, por Witness Lee

VIVIR A CRISTO Y MAGNIFICAR A CRISTO

En Filipenses 1 Pablo dice lo siguiente: “Será magnificado Cristo en mi cuerpo” (v. 20), y “Para mí el vivir es Cristo” (v. 21). La declaración “el vivir es Cristo” es sencilla, pero a la vez muy profunda. Si nosotros hubiésemos dicho estas palabras en vez del apóstol Pablo, otros nos habrían acusado de blasfemia. Se preguntarían cómo nos atrevemos a decir que para nosotros el vivir es Cristo. Sin embargo, Pablo tuvo el denuedo de decir estas palabras porque su visión era muy clara y su experiencia era rica. Pablo había visto claramente que en la economía de Dios para él el vivir era Cristo. No sólo vio esto, sino que también vivió conforme a esta visión. Nosotros también necesitamos tener una visión igual de clara y una rica experiencia de este asunto. Debemos poder decir: “Para nosotros el vivir es Cristo”. Para nosotros, el vivir no es un buen hombre, sino Cristo.

En el versículo 20 Pablo dice que Cristo sería magnificado en su cuerpo. Son pocos los cristianos que saben lo que significa la palabra magnificar en este versículo. Algunos dicen que ser magnificado significa ser expresado, exaltado, glorificado y honrado. Es cierto que significa todas estas cosas, pero estas palabras no nos dan el verdadero significado de la palabra magnificar. El hecho de que Cristo sea magnificado en nosotros significa que nosotros experimentamos al Cristo ilimitado. Cristo es magnificado cuando muestra lo ilimitado que Él es. Por ejemplo, nuestro amor es limitado porque no es Cristo. La razón por la cual hay tantas separaciones y divorcios es que el amor humano es limitado. Cristo es ilimitado, pero nosotros somos personas limitadas. Sin embargo, si nosotros vivimos a Cristo en algún aspecto, dicho aspecto será ilimitado. Pero si vivimos por nosotros mismos en ese mismo aspecto, éste será limitado. Si amamos a los demás con nuestro amor, descubriremos que finalmente nuestro amor se agotará. Aquellos que amamos nos exigirán cada vez más amor, hasta el punto en que lo agotarán. La esposa agotará el amor de un esposo, los hijos agotarán el amor de sus padres y los santos agotarán el amor de los ancianos. Sin embargo, aunque nuestros recursos se agoten, Cristo jamás se agota. Cuanto más amor le exijamos, más amor Él nos dará para satisfacer nuestra demanda. Por lo tanto, vivir por Cristo al amar a otros es magnificarlo a Él, como Aquel que es ilimitado. Esto mismo podemos aplicarlo a la humildad y la paciencia. Nuestra humildad y paciencia son limitadas, pero la humildad y paciencia de Cristo son ilimitadas. Por lo tanto, si vivimos por Cristo en el aspecto de la humildad y la paciencia, lo magnificaremos.

(Experiencia que tenemos de Cristo, La, capítulo 11, por Witness Lee)