Experiencia que tenemos de Cristo, La, por Witness Lee

LA META DE LA VIDA CRISTIANA

Muchos cristianos no tienen claro cuál es la meta de su vida cristiana. Después que creímos en el Señor Jesús conforme a la economía neotestamentaria de Dios, fuimos bautizados. El significado del bautismo es que nuestro ser natural es eliminado y nosotros somos germinados con la vida divina. En el bautismo, la vida natural es sepultada, y surge una nueva vida. Sin embargo, el bautismo es sólo el comienzo de nuestra vida cristiana. Nuestra vida cristiana también tiene una meta, y dicha meta es la superresurrección. La palabra superresurrección significa que cada parte de nuestro ser será resucitada. Cuando fuimos bautizados, nuestra vieja vida, nuestra vida humana, fue aniquilada y sepultada, y una nueva vida, la vida divina, que es Cristo mismo, se levantó en nuestro interior. En aquel tiempo, empezamos nuestra vida y andar cristianos. El andar cristiano implica un largo proceso, y nos lleva muy lejos, y al final de este andar está la meta a la cual necesitamos llegar. Como ya mencionamos, esta meta es la superresurrección, la resurrección extraordinaria. El camino que conduce a esta meta es el proceso de resurrección.

El día en que fuimos bautizados, debimos haber entendido que nuestro viejo hombre, el hombre natural con la vieja vida, fue sepultado. Por medio de dicha sepultura, la vida divina, la vida eterna, surgió desde nuestro interior, y empezó nuestro andar cristiano. Una nueva vida había empezado a vivir en nosotros con la meta de introducir todo nuestro ser en la resurrección. Entre el bautismo y la meta tenemos el largo proceso de llegar a la superresurrección. Pese a que el significado de nuestro bautismo es que nuestro viejo hombre ha sido sepultado y que otra vida se ha levantado para vivir dentro de nosotros, nosotros no vivimos conforme al significado de nuestro bautismo. La mayor parte del tiempo nosotros vivimos por nuestra vida natural y no por Cristo. Es debido a que vivimos mucho por nuestra vida natural que el proceso de resurrección debe continuar.

La Epístola a los Filipenses fue escrita de tal manera que si no tenemos la experiencia de lo que allí se describe no nos resultará fácil entenderla. Recuerden que los versículos del 8 al 11 del capítulo 3 constituyen una larga frase. En el versículo 8 Pablo dice que estimaba como pérdida todas las cosas por causa de la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús el Señor. Además, en el versículo 9 nos dice que él deseaba ser hallado en Cristo en una condición en la cual no tuviera su propia justicia que es por la ley, sino la justicia que es Dios mismo expresado en su vivir. Todo esto tenía como propósito conocer por experiencia a Cristo, el poder de Su resurrección y la comunión en Sus padecimientos, y también ser configurados a Su muerte, para que de algún modo pudiese llegar a la superresurrección de entre los muertos.

Por lo tanto, llegar a la superresurrección es el resultado, el fruto, de ser configurados a la muerte de Cristo. Ser configurados o moldeados a la muerte de Cristo significa permanecer continuamente en Su muerte. Si permanecemos en la muerte de Cristo y nos dejamos moldear a Su semejanza, esto dará por resultado que cada parte de nuestro ser sea gradualmente resucitada.

(Experiencia que tenemos de Cristo, La, capítulo 19, por Witness Lee)