Experiencia subjectiva que tenemos del Cristo que mora en nosotros, La, por Witness Lee

Más extractos de este título...

CRISTO COMO LA REALIDAD DE TODAS LAS VIRTUDES HUMANAS

El hombre fue creado a imagen de Dios, de modo que posee la imagen de las virtudes de Dios. Cristo es la corporificación de Dios, la realidad de las virtudes de Dios. Cuando recibimos a Cristo en nosotros, nuestro amor llega a ser uno de Sus “cuartos”, nuestra justicia llega a ser otro “cuarto” y nuestra santidad llega a ser aún otro “cuarto”. Todas nuestras virtudes humanas llegan a ser Su habitación. No debemos pensar que debido a que somos aquellos que vivimos en Cristo, no practicamos la ética y la moralidad. ¡No! Nuestra ética y nuestra moralidad son más elevadas y más reales porque no son nuestra propia obra, sino que es Cristo quien es manifestado en nuestro vivir mediante nuestras virtudes humanas.

Antes, cuando no teníamos a Cristo nos conducíamos con todo decoro, observábamos los principios morales y conservábamos las ceremonias por cortesía. Sin embargo, al igual que un guante vacío, todo lo que hacíamos carecía del contenido real. Es sólo después que recibimos a Cristo que Él llega a ser nuestra vida, realidad y contenido. Cuando el hombre fue creado, él tenía las virtudes humanas en su interior, pero todas estas virtudes estaban carentes de realidad, porque sólo Cristo es la realidad de todas estas virtudes. Cuando Cristo entra en nuestro ser, Él hace real cada virtud. Por tanto, nuestro amor para con otros llega a ser real, y el que honremos a nuestros padres llega a ser real. Esto se debe a que estas virtudes son la manifestación de Cristo en nuestro vivir.

(Experiencia subjectiva que tenemos del Cristo que mora en nosotros, La, capítulo 6, por Witness Lee)