LA ÉTICA MÁS ELEVADA:
CRISTO EXPRESADO EN LAS VIRTUDES HUMANAS
Con base en lo hablado anteriormente, podemos derivar una conclusión. Filipenses es un libro que trata sobre manifestar a Cristo en nuestro vivir mediante las virtudes humanas, tales como ser verdaderos, ser honorables, ser justos, ser puros, ser amables y ser de buen nombre. Cristo es nuestras virtudes. Cuando Cristo se manifiesta en nuestro vivir, nosotros de hecho manifestamos al propio Cristo en nuestro vivir. Debido a que Cristo es la expresión de Dios, cuando Cristo se manifiesta en nuestro vivir, la divinidad es expresada por medio de la humanidad. Por consiguiente, se logra el propósito original de Dios al crear al hombre, y lo que se retrata en la ley también se cumple y se hace realidad para nosotros de la forma más adecuada.
Expresar a Cristo en nuestro vivir mediante las virtudes del hombre equivale a manifestar a Cristo en nuestro vivir mediante las virtudes que Dios creó en el hombre. No menospreciamos la ética, pero sí menospreciamos la ética que carece de Cristo. Queremos virtudes que estén llenas de Cristo. Aquí yace la superioridad de la ética bíblica, las cuales son virtudes humanas expresadas por medio de Dios como vida en el hombre. La ética bíblica equivale a las virtudes que expresamos en nuestro vivir por medio del Cristo quien entró en nosotros después de encarnarse, vivir en la tierra por treinta y tres años y medio, pasar por la muerte y la resurrección, llegar a ser el Espíritu vivificante y ascender al trono. Como el Cristo que murió y resucitó y como el Espíritu todo-inclusivo, Él vive en nosotros como nuestra vida a fin de expresar Su imagen por medio nuestro. La expresión de Su imagen es la virtud humana más elevada.
Ninguna otra ética en el mundo es más elevada que esta clase de virtud. Todas las virtudes que se expresan en la conducta humana, en la filosofía religiosa, en la ética humana, en las leyes y en los rituales no pueden compararse con esto. Hoy en día lo que los cristianos vencedores y santificados manifiestan en su vivir es a Cristo mismo. La conducta perfecta que se expresa por medio de ellos es la virtud más elevada.
Deberíamos ser veraces, honorables, justos, puros, amables y de buen nombre; deberíamos tener toda clase de virtud y recibir todo tipo de alabanza. Sin embargo, estas características no deben carecer de contenido. El contenido no somos nosotros, sino que es Cristo. Nuestra veracidad es Cristo; nuestra amabilidad es Cristo; el que seamos honorables es Cristo; nuestra justicia es Cristo; nuestra pureza es Cristo; el que seamos de buen nombre es Cristo; toda virtud y toda alabanza que tenemos son Cristo, quien es la imagen de Dios. Hoy en día cuando manifestamos a Cristo en nuestro vivir, manifestamos en nuestro vivir la imagen de Dios mediante nuestras virtudes humanas para la gloria de Dios. Por consiguiente, Dios llega a ser nuestro disfrute y satisfacción. Por esto, Él también es nuestro Dios de paz. El Dios de paz significa que Dios es Aquel a quien podemos disfrutar y es Aquel que nos puede satisfacer. El apóstol Pablo manifestó esta clase de vida en su vivir, y tenía asimismo la esperanza de que todo cristiano también lleve esta clase de vida.
(
Experiencia subjectiva que tenemos del Cristo que mora en nosotros, La, capítulo 7, por Witness Lee)