Experiencia subjectiva que tenemos del Cristo que mora en nosotros, La, por Witness Lee

Más extractos de este título...

EL HOMBRE ES UN VASO CREADO POR DIOS PARA CONTENERLE

La Biblia revela que el hombre es un vaso creado por Dios para contenerle. Nuestro cuerpo necesita ser satisfecho por cosas externas físicas, tales como el alimento, la vestimenta, el refugio y el transporte. Nuestra alma también necesita ser satisfecha por alguna forma de relajación y entretenimiento. La parte exterior del hombre es el cuerpo, el cual pertenece a la esfera física. Dentro del cuerpo está el alma, la cual pertenece a la esfera psicológica, y dentro del alma está el espíritu, el cual es la parte más profunda del hombre. Muchas personas han satisfecho su necesidad de alimento, vestimenta, refugio y transporte, y también han hallado solaz y alegría en su alma, pero aún están vacías e insatisfechas en lo profundo de su espíritu. El espíritu del hombre, que es la parte más profunda del hombre, es su verdadero “yo”, su verdadero ser.

Gran parte del espíritu del hombre es su conciencia. Muchas veces las personas dicen que ellos hablan según su conciencia. Esto significa que ellos hablan según su verdadero “yo”. Cada vez que discutimos con otros, siempre decimos que estamos en lo correcto. Esto equivale a hablar desde nuestra alma. Sin embargo, en medio de nuestro razonamiento, algo en lo profundo de nuestro interior nos dice: “No, estás equivocado”. A veces nuestro intelecto nos permite hacer ciertas cosas y nuestra parte emotiva se deleita en hacerlas, pero nuestra parte más profunda, la cual posee una habilidad innata para distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, nos dice: “Eso está mal. No lo hagas”. Esta habilidad innata para distinguir entre lo correcto y lo incorrecto en realidad es nuestra conciencia, la cual es parte del espíritu en el hombre. Del mismo modo que el cuerpo y el alma del hombre tienen sus propias necesidades, también el espíritu del hombre tiene sus necesidades. Debido a la necesidad que hay en el espíritu del hombre, el hombre inventó la religión. Lo que el espíritu del hombre necesita es adorar a Dios y contenerle.

La historia humana a lo largo de las eras contiene relatos de la adoración de Dios tanto entre las naciones barbáricas como en las civilizadas. Las naciones barbáricas adoran a Dios de forma salvaje, mientras que los pueblos civilizados adoran a Dios de manera refinada. Los objetos de adoración de las naciones barbáricas son bajos; sus ídolos están hechos ordinariamente. Los objetos de adoración de las naciones civilizadas son nobles; sus ídolos son finos y exquisitos. Mientras más alta sea la civilización, más elevada es la adoración. Esto es similar a decir que mientras más elevada es la cultura, más particular es su comida. Por lo tanto, hay religiones inferiores y también hay religiones superiores; hay religiones rezagadas y también existen religiones avanzadas.

(Experiencia subjectiva que tenemos del Cristo que mora en nosotros, La, capítulo 9, por Witness Lee)