Experiencia subjectiva que tenemos del Cristo que mora en nosotros, La, por Witness Lee

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LAS VIRTUDES CONTENIDAS EN EL LIBRO DE FILIPENSES SON EL AMOR, LA LUZ, LA SANTIDAD Y LA JUSTICIA

Filipenses 4:8-9 menciona un total de ocho virtudes. Los primeros seis ítems incluyen todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable y todo lo que es de buen nombre. Los últimos dos ítems incluyen cualquier virtud y cualquier alabanza, que son un resumen de los primeros seis ítems. En realidad, estos seis ítems son meramente amor, luz, santidad y justicia. Todo aquello que es amable es amor; todo aquello que es justo es la justicia; todo aquello que es puro y de buen nombre —todo aquello que es sincero y recto— es luz; todo aquello que es verdadero y honorable es santidad. Si usted analiza estos seis ítems detenidamente, puede categorizarlos bajo cuatro grandes ítems: amor, luz, santidad y justicia. Según todo el libro de Filipenses, todo lo que es verdadero, honorable, puro, justo, amable y de buen nombre equivale a que Dios se manifieste en nuestro vivir como amor, luz, santidad y justicia. Estos cuatro ítems nos sólo son virtuosos, sino que también son buenos; por ende, son excelentes. La palabra griega traducida “virtud” denota una condición hermosa manifestada mediante la lucha y el esfuerzo. En varias partes de la versión Chinese Union, esta palabra es traducida como “acto moral”, lo que implica algo poderoso y manifiesta resplandor. Ésta no es la ética convencional enseñada por los sabios chinos de la antigüedad. Más bien, es Dios que es vida en nosotros y que expresa lo que Él es, a saber, amor, luz, santidad y justicia, según la imagen por la cual Él nos creó.

Éramos vasos vacíos creados a imagen de Dios. Aunque teníamos amor, luz, santidad y justicia en nuestra humanidad, éstos estaban vacíos porque carecían de contenido real. Sin embargo, después de ser salvos, Cristo nos llena como nuestra realidad, y Él se manifiesta en nuestro vivir. Por ende, el amor, la luz, la santidad y la justicia que manifestamos en nuestro vivir ya no son virtudes vacías; más bien, son virtudes que han sido enriquecidas por Dios. Esto significa que Dios ha enriquecido y magnificado las virtudes, que incluyen el amor, la luz, la santidad y la justicia, en nuestra humanidad con Su divinidad. Éste es el estado hermoso que es el resultado de la lucha y el esfuerzo del poder divino en nuestro interior. Esta condición es a lo que las Escrituras se refieren como virtud.

(Experiencia subjectiva que tenemos del Cristo que mora en nosotros, La, capítulo 8, por Witness Lee)