LA BATALLA ENTRE EL BIEN Y EL MAL
Sin embargo, después que el hombre cayó, el elemento maligno entró en el hombre e hizo que el hombre tuviese la naturaleza maligna. Por consiguiente, el hombre obtuvo una naturaleza corrupta que estaba en oposición a la bondad que había en él desde la creación. La comprensión de la naturaleza buena del hombre, la cual proviene de la creación, y la naturaleza maligna del hombre, la cual se introdujo después de la caída, dividió a los filósofos chinos en dos escuelas. Una escuela creía en la bondad innata del hombre, mientras que la otra escuela creía en su maldad innata. Es acertado decir que el hombre es bueno de manera innata; esto se refiere a la obra creadora de Dios. También es correcto decir que el hombre es malo de manera innata; esto se refiere a la caída del hombre. La bondad en el hombre es la obra creadora de Dios conforme a Su imagen. La bondad es parte de la naturaleza creada del hombre. Esta bondad incluye el amor, la luz, la santidad y la justicia. La totalidad del amor, la luz, la santidad y la justicia es la bondad. Amar a otros es bueno, ser sinceros y rectos es bueno, ser santos es bueno y ser justos es bueno. En cambio, ser despiadados, insinceros, impíos o injustos es maligno. Este mal tiene su origen en Satanás, el diablo.
Tenemos que saber con certeza que Dios nos creó con una bondad innata. A veces podríamos provocar a nuestros padres a ira, pero cuando nos tranquilizamos, tenemos un sentir genuino de que hemos sido injustos con ellos. A esto es lo que los chinos se refieren como el despertar de la conciencia de uno. Como otro ejemplo, un esposo podría tener un intercambio de palabras con su esposa en la mañana, pero en la noche él se siente arrepentido por su comportamiento. Esto también es la obra de la conciencia. Sabemos que el hombre está constituido de tres capas: la capa externa es el cuerpo, la capa más interna es el espíritu, y la capa del medio es el alma. Dentro del hombre de tres capas, el espíritu que está en lo más interno incluye la intuición, la comunión y la conciencia. La conciencia es la benevolencia natural, la “virtud resplandeciente” a la cual Confucio se refiere.
Según la obra creadora de Dios, el hombre tiene una vida que es buena. Por ejemplo, cada vez que usted ayuda a alguien, usted se siente contento y glorioso. Sin embargo, si por ejemplo usted se aprovecha de otros al poner las pertenencias de ellos a escondidas en su bolsillo, quizás usted piense que eso es lucrativo, pero en su interior hay un sentir de deshonra y culpa. Dios nos creó con una bondad innata. Por lo tanto, no le preste demasiada atención a la hermosura en su apariencia. Nuestra apariencia no tiene mucho valor. Como dicen los chinos, la virtud sobrepasa la belleza. El hombre fue creado a imagen de Dios; esto se refiere a la virtud. Esta virtud incluye una mente apropiada, una parte emotiva saludable y una voluntad fuerte, las cuales se manifiestan por medio del amor, la luz, la santidad y la justicia.
(Experiencia subjectiva que tenemos del Cristo que mora en nosotros, La, capítulo 5, por Witness Lee)