Espíritu divino con el espíritu humano en la Epístolas, El, por Witness Lee

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EL CRISTO TODO-INCLUSIVO ES NUESTRA PORCIÓN ÚNICA

Consideremos ciertos pasajes importantes de este libro. Los versículos 1 y 2 del capítulo 1 dicen: “Pablo, apóstol de Cristo Jesús llamado por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, los santos llamados, con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro”. Deberíamos resaltar la frase de ellos y nuestro. Esto significa que Cristo es tanto la porción de ellos como la nuestra. Luego, el versículo 9 dice: “Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión de Su Hijo, Jesucristo nuestro Señor”. Cristo es nuestra porción, y Dios nos ha llamado a la comunión, al disfrute, de esta porción. El versículo 30 dice: “Por Él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho de parte de Dios sabiduría: justicia y santificación y redención”. Que Cristo haya sido hecho todas estas cosas para nosotros significa que Él lo es todo para nosotros. Él es nuestra porción divina, y Él es todo en todo para nosotros.

Los versículos del 22 al 24 dicen: “Ciertamente los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos tropezadero, y para los gentiles necedad; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios y sabiduría de Dios”. La frase pero nosotros predicamos a Cristo en el versículo 23 indica que las señales y la sabiduría no son Cristo. Más bien, para ciertas personas éstos son sustitutos de Cristo. No queremos seguir a los judíos ni a los griegos. Los judíos requieren una señal, que es algo milagroso, y los griegos buscan sabiduría. En vez de ello, nosotros deseamos seguir a los apóstoles, quienes predicaban a Cristo crucificado.

Los versículos del 5 al 7 dicen: “En todas las cosas fuisteis enriquecidos en Él, en toda palabra y en todo conocimiento; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, aguardando con anhelo la revelación de nuestro Señor Jesucristo”. La palabra enunciada, el conocimiento y los dones también pueden ser sustitutos de Cristo. Estas cosas son buenas, pero ellas no son Cristo mismo. A los corintios no les faltaba ningún don, pero ellos no eran hombres espirituales. Más bien, ellos eran niños y eran de la carne (3:1-3). Tenían toda palabra, conocimiento y dones, pero estaban escasos de Cristo.

En 1 Corintios 1 Cristo se presenta como nuestra porción todo-inclusiva. Él es la sabiduría preparada por Dios para nosotros como nuestra justicia en el pasado, nuestra santificación en el presente y nuestra redención en el futuro, de modo que Él pueda ser nuestra porción y nuestro todo en todo. Además, hemos sido llamados por Dios a la comunión de este Cristo. Él es nuestro y Él es de ellos. Él es la porción divina asignada por Dios a cada creyente. Los milagros, las señales, la sabiduría, la palabra, el conocimiento y los dones quizás sencillamente sean sustitutos de Cristo. Podemos ser distraídos de Cristo por todas estas cosas que no son Cristo mismo. En este capítulo Pablo enfatiza que nada menos que el Cristo todo-inclusivo es nuestra porción, ni siquiera las cosas buenas. Pablo confirma esto en el capítulo 2, diciendo: “Me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (v. 2). Pablo tomó la decisión de no saber nada de señales, milagros, sabiduría, palabra, conocimiento o dones. Más bien, decidió conocer a Jesucristo y a Él crucificado.

(Espíritu divino con el espíritu humano en la Epístolas, El, capítulo 4, por Witness Lee)