EL ESPÍRITU QUE UNE
El Espíritu Santo también obra para hacer que sean uno todos aquellos a quienes Él les revela las cosas del misterio de Dios y el misterio de Cristo. El versículo 18 del capítulo 2 dice: “Por medio de Él los unos y los otros tenemos acceso en un mismo Espíritu al Padre”. Los unos y los otros se refiere a los creyentes judíos y gentiles. Anteriormente, los judíos estaban separados de los gentiles, pero ahora en un solo Espíritu los creyentes judíos son uno con los creyentes gentiles. Ellos llegan a ser uno no en doctrinas, enseñanzas o formas, sino en un solo Espíritu. Por lo tanto, el Espíritu que mora en todos los creyentes es el Espíritu de la unidad.
Si meramente estudiamos las enseñanzas de la Biblia, luego de un corto tiempo podríamos entrar en desacuerdo unos con otros y dividirnos. Sin embargo, cuanto más nos volvamos del mero estudio a orar en el Espíritu, más tendremos al Espíritu que une, Aquel que nos hace uno. Cuando nos enfocamos en las meras enseñanzas, somos divididos, pero cuando estamos en el espíritu somos uno. El Espíritu Santo en nosotros es el Espíritu que une, pero quizás no le demos la oportunidad de hacernos uno porque estamos ejercitando nuestra mente con la mera intención de conocer las enseñanzas doctrinales. Los dos pueblos, los judíos y los gentiles, fueron unidos como uno solo por el único Espíritu que mora en los creyentes. El versículo 3 del capítulo 4 habla de la unidad del Espíritu. El Espíritu es Aquel que nos hace uno. Primero, Él nos revela las cosas de Cristo, que incluyen el misterio de Cristo, la iglesia. Luego, Él nos hace uno como Su único Cuerpo.
(Espíritu divino con el espíritu humano en la Epístolas, El, capítulo 7, por Witness Lee)