Espíritu divino con el espíritu humano en la Epístolas, El, por Witness Lee

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EL MENSAJE CENTRAL DEL LIBRO DE GÁLATAS

Debido a que el orden de los libros del Nuevo Testamento fue dispuesto por el Espíritu Santo, la secuencia de las Epístolas es muy significativa. En Romanos se ve que el Espíritu del Hijo de Dios se nos da para nuestra filiación, y que nos hace los hijos de Dios para que Cristo pueda ser el Primogénito entre muchos hermanos. Luego, en 1 Corintios se halla el Espíritu que edifica para darnos el crecimiento en vida y edificarnos juntamente como la casa, el templo, de Dios. En 2 Corintios se ve al Espíritu que transforma, debido a que para el edificio de Dios es necesaria la transformación. El Espíritu que nos edifica juntamente como casa de Dios también nos transforma. Después de esto, Gálatas nos dice que somos uno con Cristo y que Él es uno con nosotros. Cristo es revelado en nosotros, vive en nosotros y es formado en nosotros, y nosotros nos revestimos de Él para tenerlo como nuestra vestimenta. Todo esto ocurre en virtud del Espíritu, quien es la bendición que Dios prometió a Abraham. Cuando Dios llamó a Abraham, Él le predicó el evangelio al prometerle que esta bendición no sólo sería dada a él y a sus descendientes, sino también a todas las naciones que creyesen en la única descendencia. Por medio de la redención que Cristo efectuó y en base a ella, el Espíritu que fue prometido a Abraham vino como Aquel que es todo-inclusivo y maravilloso, con muchos aspectos. Primero, Él vino a nuestro espíritu, el cual estaba sumido en la muerte, para vivificarlo, para regenerarnos en el espíritu. Luego, Él permanece en nuestro espíritu como Espíritu del Hijo de Dios.

En cuanto al lado negativo, el mensaje del libro de Gálatas es que no deberíamos preocuparnos por la ley, es decir, por intentar hacer el bien. No deberíamos intentar amar a nuestras esposas en nuestro yo. Cuanto más intentemos amar a nuestras esposas, más podríamos ser un esposo terrible. Necesitamos olvidarnos de intentar guardar la ley de esta manera. Más bien, cada uno de nosotros debería decir: “Estoy muerto a la ley, aun a la ley de amar a mi esposa en mi yo”. Igualmente, las hermanas no deberían considerar que necesiten someterse a sus esposos en su yo. Someterse a sus esposos no debe ser una ley. Una hermana podría ser capaz, por su propia carne, de someterse a su esposo hoy, pero es posible que mañana ya no pueda hacerlo. Más bien, las hermanas deberían estar muertas a la ley de la sumisión. No deberíamos preocuparnos por hacer el bien en nuestro yo. Tenemos que comprender que nuestra carne no es útil para nada excepto ser puesta en la cruz. No deberíamos intentar hacer el bien o vencer por nuestro yo. Nunca podemos vencer al ejercitar nuestra carne para lograr algo.

En cuanto al lado positivo, necesitamos comprender que la intención, el deseo y lo que complace a Dios es revelar a Cristo en nosotros, que Cristo viva en nosotros, sea formado en nosotros y se forje en nosotros como nuestro todo, y que seamos revestidos de Cristo. Esto no es un asunto de tratar con el bien, sino con Cristo. Con este propósito, también necesitamos comprender que el Espíritu del Hijo de Dios ahora está en nosotros. Él nos ha sido dado y ahora está siendo suministrado a nosotros. Por tanto, no necesitamos hacer el bien, sino sencillamente andar en el Espíritu, tener todo nuestro ser en el Espíritu, sembrar para el Espíritu y obrar en el Espíritu. Entonces se manifestará la obra exterior de la expresión de Cristo, que es el fruto del Espíritu en muchos aspectos, incluyendo el amor, la paz, el gozo y muchas otras cosas.

El libro de Gálatas no revela lo que la ley exige, sino la gracia que está en nuestro espíritu. Esta gracia sencillamente es Cristo como Espíritu dado a nosotros para que le disfrutemos. Debemos aprender a volvernos al Espíritu para tocar esta gracia. Si nos abrimos a esta gracia, llegará a ser agua viva que fluye en nosotros para nuestro disfrute y nutrimento. Entonces todo saldrá a partir de este fluir. Esta salvación de Dios en Cristo por medio del Espíritu es el mensaje central del libro de Gálatas.

En Gálatas la ley está en contraste con Cristo, y la carne está en contraste con el Espíritu. La ley siempre se relaciona con la carne, y Cristo está relacionado con nuestro espíritu. Intentar guardar la ley es ejercitar la carne, pero vivir por Cristo y expresar a Cristo en nuestro vivir requiere que ejercitemos nuestro espíritu. La cruz ha dado fin a la carne y la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas ha sido crucificada (Ef. 2:15). Al dar fin a todos los asuntos negativos, la cruz preparó el camino para el Espíritu. Ahora cuando estamos en nuestro espíritu, tocamos a Cristo, disfrutamos a Cristo y experimentamos a Cristo, y Cristo llega a ser nuestra gracia.

Hay cinco asuntos principales en Gálatas: la ley, la carne, Cristo, el Espíritu y la cruz. La carne, e incluso la ley, llegaron a su fin en la cruz. Ahora tenemos a Cristo como Espíritu. Por tanto, necesitamos andar por el Espíritu, vivir en el Espíritu, sembrar para el Espíritu y hacerlo todo en el Espíritu para complacer a Dios. Cuando estamos en nuestro espíritu, somos uno con Cristo y Cristo llega a ser gracia para nosotros a fin de que le disfrutemos y llega a ser nuestro fruto como Su expresión mediante la manifestación exterior de la obra que efectúa el Espíritu interior. Éste es el camino de la salvación que Dios efectúa.

(Espíritu divino con el espíritu humano en la Epístolas, El, capítulo 6, por Witness Lee)