LA MANERA PRÁCTICA DE PONER
NUESTRA MENTE EN EL ESPÍRITU
A fin de andar conforme al espíritu, primero necesitamos poner nuestra mente en el espíritu. En otras palabras, necesitamos volver nuestra mente al espíritu. Siempre estamos acostumbrados a poner nuestra mente en la dirección contraria, hacia la carne. Cuando ponemos nuestra mente en la carne, tenemos muerte; pero cuando ponemos nuestra mente en el espíritu, tenemos vida y paz. La vida es la fuerza que nos vigoriza, y la paz nos ofrece disfrute. Siempre que volvemos nuestra mente al espíritu, inmediatamente somos fortalecidos e introducidos en el disfrute de Cristo. Cristo es vida, y Él es paz. Esto significa que cuando ponemos nuestra mente en el espíritu, tenemos al Cristo que es vida, quien nos fortalece, nos nutre y quien es nuestro disfrute.
Necesitamos ver la manera en que podemos poner esto en práctica. La táctica sutil que usa el enemigo a menudo consiste en atraer nuestra mente a algo externo, tentándonos a que pongamos nuestra mente en otra cosa que no es el espíritu. Si tenemos un mal genio, Satanás utilizará este mal genio al tentarnos para que le prestemos más atención a nuestro enojo. Entonces consideraremos cómo vencer nuestro enojo y conducirnos de manera que no perdamos la paciencia. Esto significa que, espontánea y automáticamente, ponemos nuestra mente en nuestro mal genio en vez de ponerla en el espíritu. Miles de asuntos son utilizados por Satanás para tentarnos a que nos volvamos del espíritu a alguna otra cosa. La manera correcta y la mejor es olvidarnos de todas estas cosas. Deberíamos olvidarnos de nuestro mal genio y de miles de otros asuntos, sin prestarles atención alguna, y sencillamente volver nuestra mente al espíritu.
He sido un cristiano por más de cuarenta años, y por muchos de estos años aún no había descubierto esta manera gloriosa de vivir. Necesitamos olvidarnos de nuestras debilidades, nuestros defectos, nuestro mal genio y demás fracasos, y no prestarle atención a ninguna otra cosa que no sea el espíritu. Todo el tiempo sencillamente necesitamos volver nuestra mente al espíritu y ponerla en el espíritu. Si nos queda poca paciencia o humildad, Satanás constantemente nos tentará para que le prestemos atención a esos asuntos. Sin embargo, cuanto más pongamos nuestra mente en la paciencia y la humildad, menos las tendremos. Necesitamos olvidarnos de la paciencia y la humildad, y siempre tomar en cuenta el espíritu, prestarle atención al espíritu, poner nuestra mente en el espíritu y volver nuestra mente al espíritu.
Poner nuestra mente en el espíritu significa que permanecemos en el espíritu. Entonces andaremos, nos moveremos, haremos cosas y diremos cosas conforme al espíritu en el cual permanecemos. Esta manera es muy clara y sencilla. Si actuamos, hablamos, nos movemos, obramos y tenemos nuestro ser en el espíritu al permanecer en el espíritu, seremos trascendentes. Estaremos en los cielos y todos los enemigos estarán bajo nuestros pies. Entonces, cuando ya no haya más enemigos, no habrá nada más que vencer. Espontáneamente disfrutaremos al Señor y cumpliremos los justos requisitos de la ley. De manera inconsciente e involuntaria, cumpliremos todo lo que la ley exige, pues sobrepasaremos los requisitos de la ley. Estaremos en el espíritu, y en nuestro espíritu no habrá ningún problema que necesitemos vencer.
(Espíritu divino con el espíritu humano en la Epístolas, El, capítulo 3, por Witness Lee)