LA GRACIA DEL SEÑOR JESUCRISTO
ESTÁ CON NUESTRO ESPÍRITU
El último versículo de Filipenses dice: “La gracia del Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu” (4:23). La gracia del Señor Jesucristo es Dios en Cristo como nuestro suministro y nuestro disfrute, quien es transmitido a nosotros y a quien aprehendemos mediante la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo. Esta gracia, que es el suministro del Espíritu, es las riquezas de Cristo. El Espíritu todo-inclusivo constantemente nos suministra las riquezas de Cristo como gracia para nuestro disfrute. Es por esta gracia, este suministro, que magnificamos a Cristo en toda clase de circunstancia, que presentamos a Cristo a los incrédulos, que tenemos comunión con los creyentes y que adoramos a Dios. Debemos hacerlo todo en esta gracia, la cual es la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo. Además, esta gracia está con nuestro espíritu. A fin de disfrutar de esta gracia y participar en ella al magnificar a Cristo, predicar el evangelio, tener comunión con los creyentes y servir a Dios por el Espíritu, necesitamos volvernos a nuestro espíritu y ejercitar nuestro espíritu. Entonces la gracia fluirá en nuestro espíritu como agua viva. Esto es lo que significa acercarnos al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (He. 4:16).
Cuando permanecemos en el alma, no somos capaces de tener comunión con los creyentes, y tampoco podemos predicar el evangelio de manera prevaleciente. Necesitamos predicar el evangelio en el espíritu. No deberíamos darles a las personas meramente una buena enseñanza doctrinal. El Espíritu viviente es lo que necesitamos darles. Cuando permanezcamos en el espíritu, las personas serán salvas. Servir a Dios se basa en el mismo principio. Cuando permanecemos en el alma, es difícil servir a Dios apropiadamente. Necesitamos rechazar nuestro yo y nuestra alma naturales y volvernos al espíritu. De inmediato en el espíritu habrá una tendencia de servir a Dios. La gracia del Señor Jesucristo es el fluir, el suministro todo-inclusivo, del Espíritu, y esta gracia, fluir y suministro está con nuestro espíritu. Por tanto, debemos volvernos a nuestro espíritu todo el tiempo.
En el libro de Filipenses, el Espíritu es el Espíritu de la abundante suministración. Él es el Espíritu que suministra, quien nos brinda y nos provee la abundante suministración que nos basta para que magnifiquemos a Cristo bajo cualquier clase de circunstancia, presentemos a Cristo a los incrédulos, tengamos comunión con los santos y sirvamos a Dios. El Espíritu de la abundante suministración constantemente nos suministra todo lo que necesitamos.
(Espíritu divino con el espíritu humano en la Epístolas, El, capítulo 8, por Witness Lee)