Espíritu en las epístoles, El, por Witness Lee

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EL ESPÍRITU DE SANTIDAD Y LA SANTIFICACIÓN POR EL ESPÍRITU

Ahora volveremos a 1 y 2 Tesalonicenses. Estos dos libros nos enseñan que la meta de la vida que llevan los creyentes en la tierra es esperar la venida del Señor. Cuando aguardamos la venida del Señor, nuestro espíritu, alma y cuerpo son santificados. ¿Quién lleva a cabo esta obra de santificación? Esta obra la lleva a cabo el Espíritu que se ha mezclado con nuestro espíritu como un solo espíritu. Por tanto, estos dos libros nos muestran que el apóstol nos predicó el evangelio en el Espíritu Santo, y también recibimos el evangelio en el Espíritu Santo, así que Dios puso “el Espíritu el Santo”, Su Espíritu Santo, en nosotros para mezclarse con nuestro espíritu como un solo espíritu. Por tanto, no debemos apagar este Espíritu; antes bien, debemos dejar que este Espíritu lleve a cabo diariamente la obra de santificación en nosotros. Debido a la santificación efectuada por el Espíritu, finalmente seremos completamente salvos, de modo que nuestro espíritu y nuestra alma y nuestro cuerpo serán guardados perfectos e irreprensibles para la venida del Señor (1 Ts. 5:23). Ésta debe ser la manera que esperamos Su regreso. En el proceso de la santificación estamos esperando al Señor.

Esta santificación es efectuada por el Espíritu Santo. No obstante, hay un punto particular que debemos considerar aquí. En Romanos tenemos “el Espíritu de santidad” (1:4), mientras que en 2 Tesalonicenses tenemos la “santificación por el Espíritu” (2:13). Estos dos términos, santidad y santificación, tienen la misma raíz griega con dos terminaciones diferentes. En Romanos, en la frase el Espíritu de santidad, santidad se refiere a la naturaleza del Espíritu. En 2 Tesalonicenses, en la frase santificación por el Espíritu, la palabra santificación se refiere al efecto del Espíritu. El Espíritu de santidad es el Espíritu que tiene la naturaleza santa, mientras que la santificación por el Espíritu se refiere a la santidad producida como resultado de que el Espíritu obre en nosotros.

Damos gracias y alabanzas a Dios porque en el primer libro de las Epístolas tenemos “el Espíritu de santidad”; sin embargo, en 2 Tesalonicenses se ha producido un resultado, esto es, “la santificación por el Espíritu”. En el comienzo mismo estaba el Espíritu de Dios, pero ahora Él es el Espíritu de Jesús, el Espíritu de Cristo, el Espíritu vivificante y el Espíritu de filiación y, como tal, Él efectúa la obra de santificación en nosotros con la naturaleza santa de Dios. Así pues, Él es el Espíritu que, con la naturaleza santa, está efectuando la obra de santificación en nosotros, y una vez que pasemos por el proceso de la santificación, Él producirá el resultado de la misma, a saber: la santificación efectuada por el Espíritu. ¡Damos gracias a Dios que a la postre tendremos no sólo al Espíritu de santidad, sino también la santificación efectuada por el Espíritu! Al comienzo sólo tenemos al Espíritu de santidad que entra en nuestro ser; sin embargo, con el tiempo seremos santificados por este Espíritu. Tenemos el proceso de la santificación y también tenemos el resultado de la santificación. Ésta es la obra que el Espíritu está efectuando en nosotros.

(Espíritu en las epístoles, El, capítulo 8, por Witness Lee)