Espíritu en las epístoles, El, por Witness Lee

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LA UNCIÓN, EL SELLO Y LAS ARRAS

En 2 Corintios 1 se nos muestra que el Espíritu transformador está en nosotros en tres aspectos haciendo tres cosas. Primero, Él es el ungüento que nos unge; segundo, Él es el sello que nos marca; y tercero, Él es las arras como nuestra garantía. Estos tres asuntos requieren de conocimiento, explicación y experiencia en gran medida.

El primer pasaje de la Biblia que menciona la unción del Espíritu que mora en nosotros es 2 Corintios 1. Como ungüento, el Espíritu nos unge y unta los elementos de Dios en nuestro ser. Cuando se aplica un ungüento a un objeto, cuanto más se le aplique, más el elemento del ungüento se añade al objeto. El Espíritu vivificante opera en nuestro interior, y lo primero que Él hace es untar los elementos de Dios en nuestro ser. Su unción interior es Su mover, y este mover es un frotamiento que aplica los elementos divinos a nuestro ser.

Segundo, el Espíritu es el sello. Como tal, nos brinda la capacidad de ser la imagen de Dios. Un sello lleva una imagen. Si el sello es cuadrado, la impresión que haga será también cuadrada. Si el sello es redondo, la impresión que deja será también redonda. Como sello en nosotros, el Espíritu vivificante no sólo afirma que le pertenecemos a Dios, sino que también deja la impresión de la imagen de Dios en nosotros para que tengamos la imagen de Dios. Citemos un ejemplo. A veces conocemos a alguien en un tren, en un barco de vapor o en otras situaciones. Aunque no conocemos a esa persona, por su apariencia sabemos que ella es un hermano o hermana. Esa apariencia corresponde a la impresión del sello. Este sello es vivo y es una realidad. Cuando verdaderamente vivimos en el Espíritu y andamos conforme al Espíritu, dondequiera que estemos, llevamos cierta imagen, cierta clase de impresión, cierta clase de apariencia, por la cual otros pueden reconocer que le pertenecemos a Dios.

Tercero, el Espíritu es las arras. En griego, esta palabra tiene muchas denotaciones. Podría traducirse como “evidencia, arras, garantía, depósito, prenda, muestra o anticipo”. Este Espíritu como ungüento en nosotros nos unge con los elementos de Dios, y como sello Él nos imprime la imagen de Dios, afirmando que le pertenecemos a Dios y tenemos la imagen de Dios. Además, como arras Él nos garantiza que toda la plenitud de la Deidad es nuestra porción para nuestro disfrute y aplicación. Este Espíritu nos permite tener un anticipo de Dios, es decir, nos permite disfrutar a Dios por adelantado.

(Espíritu en las epístoles, El, capítulo 4, por Witness Lee)