MANIFESTAR A CRISTO EN NUESTRO ENTORNO
POR LA ABUNDANTE SUMINISTRACIÓN
DEL ESPÍRITU DE JESUCRISTO
Filipenses nos presenta cuatro aspectos sobre la experiencia de Cristo. El primer aspecto se relaciona con nuestro entorno, nuestras circunstancias. El apóstol dijo que, o por vida o por muerte, como siempre, él tenía la confianza de que Cristo fuese magnificado en su cuerpo. También dijo que había aprendido a contentarse, en cualquiera que fuesen sus circunstancias, y que todo lo podía en Cristo. Esto muestra que el apóstol experimentó a Cristo en toda clase de entorno. ¿De qué manera? Él dijo que era por la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo.
Gracias a Dios que en el Nuevo Testamento tenemos la frase el Espíritu de Jesucristo. El Espíritu de Jesús está relacionado con la encarnación del Señor. Después de Su muerte y resurrección, está el Espíritu de Jesucristo. Este Espíritu tiene muchos elementos, incluyendo el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo, la humanidad, el vivir humano, la eficacia de la muerte y el poder de la resurrección. Por consiguiente, la abundante suministración de este Espíritu es todo-inclusiva.
La palabra griega traducida “abundante suministración” es un término particular usado como una alusión. En la Grecia antigua, el corega, el director de un coro o danza escénica, era responsable de las necesidades que tenían todos los miembros del coro en su vivir y en sus actuaciones. El corega era responsable de suministrarles lo que necesitaran. Cuando el apóstol Pablo escribió el libro de Filipenses, él usó este término particular para describir cuán abundante y rica es la suministración del Espíritu de Jesucristo, la cual es verdaderamente una abundante suministración todo-inclusiva. De manera que, en cualquier circunstancia Su suministración nos es suficiente. Ya sea en vida o en muerte, sea en pobreza o en riquezas, sea en condición de humillación o de exaltación, en cualquier circunstancia, Él nos suministra. En Él se halla la abundante suministración todo-inclusiva, la cual nos capacita para enfrentarnos a toda clase de entorno y, por tanto, experimentar a Cristo, vivir a Cristo y manifestar a Cristo.
Queridos hermanos y hermanas, creo que todos conocemos esta doctrina, así que ahora debemos aplicarla. Por ejemplo, una hermana podría tener un esposo que le causa dificultades en casa. Cuanto más ella piensa sobre la situación, más difícil es. Cuanto más trata de lidiar con la situación, más impotente se vuelve. Cuanto más trata de razonar con su esposo, más razones él alega. Nada de esto funciona. ¿Cuál es entonces la manera adecuada de proceder? Esto es muy simple. Cuando ella está pasando un mal rato, cuando está bajo opresión, ella debe volverse a su espíritu. En su espíritu está el Espíritu del Señor Jesús, el Espíritu todo-inclusivo, la dosis todo-efectiva. Ella no debe enfocarse en su esposo ni en las dificultades. No necesita tratar de razonar con él ni de buscar un remedio externo. Ella simplemente debe volverse a su espíritu para tener contacto con el Espíritu. Este Espíritu que está en nosotros nos consuela, nos considera, nos sustenta y nos fortalece para compensar toda clase de opresión. Este Espíritu también posee el poder transcendente que nos permite remontarnos como con alas. Entonces podemos alabar, podemos elevarnos, podemos cantar aleluya y sentimos que estamos en el trono. Después de tener tal contacto, tal vez las dificultades continúen, pero no percibiremos ningún problema porque somos personas trascendentes. El Espíritu de Jesucristo nos sustenta interiormente para pasar por sufrimientos. Él es el Espíritu que sufrió la persecución y el Espíritu que pasó por la muerte y entró en la resurrección. En el momento que tenemos contacto con Él, somos fortalecidos interiormente.
(Espíritu en las epístoles, El, capítulo 7, por Witness Lee)