Espíritu en las epístoles, El, por Witness Lee

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SOMOS FORZADOS A VIVIR EN EL ESPÍRITU AL SER DERRIBADOS POR LOS SUFRIMIENTOS

Siguiendo 1 Corintios, 2 Corintios pasa a hablar de cómo vive una persona en el Lugar Santísimo, en el espíritu. Se nos dice que la razón de que ella vive en el Lugar Santísimo, en el espíritu, es que exteriormente ha sido derribada, consumida, en muchas maneras. En todo el Nuevo Testamento, hay un solo pasaje que nos dice que el Señor no siempre contesta nuestras oraciones en nuestros tiempos de sufrimiento. El cristianismo suele enseñarle a la gente que cuando ellos pasan por sufrimientos o caen en una situación difícil, simplemente deben decírselo al Señor, y el Señor les resolverá sus problemas y contestará todas sus oraciones. No obstante, 2 Corintios 12 nos muestra claramente, con un ejemplo, que Pablo tenía un aguijón en su carne que le causaba mucho sufrimiento. Él le oró al Señor tres veces, pidiéndole que le quitara el aguijón, que le solucionara su problema, que lo salvara de ese sufrimiento, pero el Señor parecía estar diciendo: “No lo haré; rechazo esta oración; no contestaré esta oración. Voy a dejar que el aguijón quede allí para que tú puedas experimentar Mi gracia todo-suficiente. A fin de que experimentes que Mi poder que se extiende como tabernáculo se perfecciona en la debilidad del hombre, es necesario permitir que este aguijón ponga de manifiesto tu debilidad. Tiene que haber un aguijón que pueda derribarte, consumirte por completo, de modo que no puedas salir del Lugar Santísimo y vuelvas de nuevo a ser tú mismo. Dejaré este aguijón en ti para mantenerte en el Lugar Santísimo, para obligarte a vivir en el Lugar Santísimo. Por tanto, no contestaré esta oración tuya”.

Hermanos y hermanas, este pensamiento es contrario a las enseñanzas del cristianismo. Lo que generalmente se oye en el cristianismo es que si ustedes tienen algún problema, el Señor los rescatará; si se hallan en dificultad, el Señor los visitará; no importa qué desastre les suceda, el Señor tomará cuidado de ello por causa de ustedes. Sin embargo, en los sesenta y seis libros de las Escrituras hay un pasaje que nos dice que el Señor no escucha esta clase de oración. Por tanto, recuerden que en los sesenta y seis libros de la Biblia, solamente este pasaje nos dice que Dios desea despojarnos. El versículo 16 del capítulo 4 dice: “Aunque nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”.

Recordemos que 2 Corintios ocupa una posición particular en la santa Palabra. En términos de la experiencia, 2 Corintios ocupa una posición excepcionalmente elevada; incluso podemos decir que se halla en la cumbre, porque en esta epístola Pablo ya había entrado en el Lugar Santísimo y permanecía verdaderamente en el Lugar Santísimo. ¿Cómo pudo entrar en el Lugar Santísimo y permanecer allí? Se debe a que su hombre exterior se había consumido. Un aguijón que vino con el consentimiento del Señor (no lo envió el Señor pero lo permitió) y que era un mensajero de Satanás, consumió a Pablo, e hizo que él entrara en el Lugar Santísimo.

Conforme a nuestra condición, sin lugar a dudas necesitamos algunas circunstancias, circunstancias que no son agradables ni buenas, sino adversas y amargas, que nos obliguen a entrar en el espíritu. Recordemos, cuando estamos tranquilos, es fácil salirse del espíritu. Se requieren varias situaciones adversas para obligarnos a entrar en el Lugar Santísimo.

(Espíritu en las epístoles, El, capítulo 17, por Witness Lee)