EL ESPÍRITU DEBE SER FERVIENTE Y GOZOSO
Finalmente, nuestro espíritu debe ser ferviente y ardiente. La mente debe ser dependiente y renovada, y el espíritu debe ser ferviente. Cuando nuestro espíritu es ferviente, el Espíritu Santo se regocija. El gozo en el Espíritu Santo proviene de esto. En este punto se da el servicio, y también el vivir. Ésta es la esencia, la médula, de Romanos.
Hermanos y hermanas, sólo he hecho un esbozo de los puntos cruciales, esperando que ustedes mismos escaven en estos puntos. Tienen que hablar de estas cosas y ayudar a los hermanos y hermanas a saber que el libro de Romanos nos muestra al Cristo redentor, y que este Cristo redentor llegó a ser el Espíritu de vida para llevar a cabo la salvación subjetiva en nosotros. Esta salvación subjetiva incluye cinco grandes pasos: la liberación, la santificación, la transformación, la conformación y la compenetración con miras al edificio. Además, este Espíritu de vida mora en nuestro espíritu, y nosotros debemos cooperar con Él. Primero, nuestra mente, la cual nos representa, debe ser puesta en el espíritu. Segundo, nuestra mente debe ser renovada mediante la palabra del Señor. De esta manera no tendremos nuestras propias perspectivas, ni seremos influenciados por otros. En vez de ello, lo haremos todo según la Palabra; lo que la Palabra diga, eso es lo que haremos. Alabamos al Señor y le damos gracias porque esto es suficiente. El resultado de esto es que seremos fervientes en el espíritu. Me atrevo a garantizarles que nuestro espíritu interiormente será ferviente. Si todos los hermanos participan en esto, y también ayudamos a los santos en las diversas localidades a participar en esta manera, entonces las iglesias serán fervientes. Esto traerá un verdadero avivamiento.
El fervor en Romanos 12:11 y el gozo en 14:17 representan el vivir y el servicio normal de un cristiano. Regocijarnos es nuestro vivir, y ser fervientes es nuestro servicio. Ésta es la historia en el espíritu. Como consecuencia, el único Cuerpo se hace manifiesto.
Esto no quiere decir que todos los cristianos son así. Aun en la era de los apóstoles, no todos los cristianos siguieron así a los apóstoles. Si leen Filipenses, verán claramente que algunos no tomaron el camino de los apóstoles, y aun así también predicaron a Cristo. Hoy no nos es posible pedirles a todos los cristianos que tomen el camino que hemos tomado. No podemos asumir tal responsabilidad. La responsabilidad que podemos asumir es conocer que este Cristo redentor que llegó a ser el Espíritu de vida, vive en nuestro espíritu para llevar a cabo Su salvación subjetiva de vida en nosotros, y que nosotros debemos cooperar con Él, al poner siempre nuestra mente en el espíritu y al permitir que Su palabra ilumine nuestra mente, y así la transforme. Entonces, Él puede avanzar y extenderse en nosotros, y nuestro espíritu llegará a ser ardiente mientras el Espíritu Santo también se regocijará. De esta manera somos compenetrados y coordinados con un grupo de hermanos y hermanas. Para con los que son más débiles y para con los que son ignorantes, simplemente les mostramos conmiseración, los amamos y hacemos cuánto podemos por cuidar de ellos sin discriminación alguna. Sin embargo, con aquellos que conocen esta manera de proceder, tenemos que compenetrarnos y coordinarnos en amor para servir como un solo Cuerpo, y al mismo tiempo, con todos los hermanos y hermanas predicaremos ampliamente el evangelio para la edificación de la iglesia de Dios. Ésta es la manera que es agradable a Dios, y es la manera que queremos tomar hoy.
(
Espíritu en las epístoles, El, capítulo 15, por Witness Lee)