EL INCIENSO Y LA ORACION
¿Cómo es posible estar en el espíritu? La respuesta está en el capítulo nueve de Hebreos. Por años tuve un problema con este capítulo, y no sólo yo sino también muchos expositores de la Biblia. El problema está en Hebreos 9:3-4. Según el Antiguo Testamento, solamente había una cosa en el Lugar Santísimo: el arca. En el Lugar Santo había tres cosas: la mesa de los panes de la proposición, el candelero y el altar del incienso. Exodo dice esto claramente, pero Hebreos 9 dice que el altar del incienso está ahora detrás del velo. Ninguno de los eruditos bíblicos ha podido resolver este conflicto. Algunos dicen que debe de haber un problema en el manuscrito, e insisten en que lo que se traduce altar de oro debe traducirse incensario de oro. Sin embargo, todos los manuscritos del griego dicen que el altar del incienso era puesto detrás del velo solamente en el día de la expiación.
Pero después de todos estos años de experiencias en el sacerdocio, creo que la explicación de esto es que: durante el tiempo del Nuevo Testamento, el altar del incienso debe haber estado detrás del velo, debido a que quemar el incienso significa orar. La oración debe ser en el espíritu, ya que dice: “Orando en todo tiempo en el espíritu”. Aun en el Antiguo Testamento, el altar del incienso no estaba lejos del Lugar Santísimo, sino muy cerca del velo. Pero según Hebreos 9 en el manuscrito griego, el altar del incienso ahora está detrás del velo en el Lugar Santísimo. Esto nos dice que hoy las oraciones de los santos deben ofrecerse en el espíritu, el Lugar Santísimo, y no en el alma, el Lugar Santo. Debemos creer en la autoridad del Espíritu Santo, el cual inspiró el Nuevo Testamento y puso el altar del incienso detrás del velo.
En el Antiguo Testamento, dentro del arca sólo estaba la ley; pero en Hebreos 9 la ley no está sola dentro del arca, sino que además están el maná escondido y la vara que reverdeció. También dice que el arca, que tipifica a Cristo, y el altar del incienso, que tipifica nuestra oración, están en el Lugar Santísimo. Por lo tanto, la única manera de entrar al Lugar Santísimo es la oración.
Hemos mencionado que la evidencia de estar en el alma es que consideramos, pensamos, nos emocionamos, tomamos decisiones y titubeamos. Si ése es el caso, ¿cómo es posible salir del alma y entrar al espíritu? Hay solamente una manera y es orar. Debemos dejar todos nuestros pensamientos, agitaciones y decisiones; o sea, que debemos olvidarnos de nuestra alma —que consta de nuestra mente, parte emotiva y voluntad— y volvernos al Señor por medio de la oración. Todos sabemos que al volvernos al Señor en oración inmediatamente estamos en el espíritu. La única manera de meternos en el espíritu es orar, pero no según nuestros pensamientos, opiniones, conceptos o entendimiento, sino conforme al sentir interior que tengamos. Entonces estaremos en el espíritu. Debemos pasar más tiempo en oración, porque cuanto más oramos, más estaremos en el espíritu. Si orásemos por dos horas cada día estaríamos en el espíritu al menos dos horas; pero debido a que estamos tan acostumbrados a estar en nuestros pensamientos, aun mientras oramos, nos salimos del espíritu y entramos de nuevo en la mente. Mientras oramos es posible que estemos usando nuestra mente.
La intención del Señor después de ser regenerados es que estemos en el espíritu y ya no en el alma. Pero hacemos lo contrario; después de ser regenerados seguimos en el alma utilizando nuestra mente, sabiduría, conocimiento, entendimiento, etc. y por eso tenemos tantas molestias. Cuanto más intelectuales seamos, más problemas tendremos. Me he dado cuenta de que los que son simples no tienen tantos problemas como los que son listos. Cuanto más capaces, sabios y astutos seamos, más difícil nos será estar en el espíritu.
Durante mi vida cristiana he visto a muchas hermanas inteligentes, tantas que ni siquiera podría contarlas. Cuando estaba en el Lejano Oriente llegué a esta conclusión: cada hermana lista ha de tener un esposo de trato duro. Sin excepción, las hermanas que son muy activas, educadas y cultas, tienen un esposo duro y unos niños traviesos. Así que, les aconsejaría a ellas que sean simples, no tan ingeniosas. Si usted es simple, se salvará de muchos problemas. ¿Cómo puede ser esto? Porque cuando uno es perspicaz, permanece demasiado metido en la mente, por lo cual el Señor le da un esposo severo y unos pequeñitos que le hagan perder la paciencia, para que se vea obligada a orar. Usted es muy recursiva y permanece tanto en la mente que nadie la puede ayudar, ni siquiera interiormente el Espíritu Santo la puede ayudar. Necesita a ese esposo severo y a esos dos niños traviesos. Entonces se dará cuenta de que su ingenio no la ayuda; su situación la forzará a que ore, a que se olvide de su mente inteligente y que entre en su espíritu para tener contacto con el Señor.
En el Lejano Oriente vi que era muy fácil llegar al corazón de las hermanas sencillas y a sus esposos. Debemos creer en la mano soberana de Dios. Si somos demasiado preparados y permanecemos mucho tiempo en la mente, la mano soberana del Señor nos preparará el esposo adecuado o la esposa adecuada. El Señor siempre nos trae una situación en la cual nuestra ingeniosidad es traída a la nada y somos forzados a orar para enfrentar la situación, y ya no ejercer nuestra mente. Hemos estado mucho tiempo en la mente, así que necesitamos ser obligados a entrar en el espíritu.
(
Sacerdocio, El, capítulo 13, por Witness Lee)