Sacerdocio, El, por Witness Lee

LOS PROFETAS EDIFICAN INDIRECTAMENTE

El ministerio de los profetas no es básico como el de los sacerdotes y los reyes. El libro de Hebreos nos dice que Cristo es Sacerdote, y el libro de Mateo nos dice que El es Rey, pero no hay ningún libro que diga que Cristo sea Profeta. Aunque en algunos versículos El es llamado profeta, no hay un libro entero dedicado a esa función. Esto se debe a que tal función no es tan básica como la del sacerdocio y el reinado en lo relacionado con el propósito de Dios.

Esto se aplica a la iglesia hoy. Pedro dice que la casa espiritual, el edificio de Dios, depende del sacerdocio (1 P. 2:5, 9), el cual no es sólo santo, sino también real, lleno de realeza.

En Zacarías y Hageo vemos los tres ministerios: el sacerdocio, el reinado y el ministerio profético. Zacarías era sacerdote, pero hablaba como profeta.

Hageo era un profeta, pero ayudó al sacerdocio y al reinado a edificar la casa de Dios. El gobernador y el sumo sacerdote estaban encargados de la edificación del templo de Dios, aunque eran un poco débiles y a veces se desanimaban. Por eso, el profeta fue llamado como ayuda para ellos.

Sin embargo, no era el profeta quien edificaba el templo, sino el gobernador y el sumo sacerdote. Dios solamente envió al profeta a fortalecer al sacerdocio y al reinado a fin de que edificasen la casa del Señor.

¿Se puede hoy edificar la iglesia con los profetas? No, sólo se puede edificar cuando los hermanos y las hermanas ejercen el sacerdocio y el reinado. El ministerio profético sirve para ayudar, no para edificar. Nosotros pensamos que necesitamos un predicador, un ministro de la Palabra o un maestro, y prestamos demasiada atención al profeta, pero descuidamos el sacerdocio y el reinado.

El sacerdocio y el reinado constituyen la herencia que nos corresponde como hijos, nuestra primogenitura. Si la disfrutamos y la ejercemos, no se necesitará el ministerio profético. El problema es que tenemos el entendimiento doctrinal de que nacimos siendo sacerdotes y reyes, pero no sabemos cómo ejercer esta primogenitura. La única manera de ejercer el sacerdocio y el reinado es conocer lo que es la encarnación. Debemos mezclarnos con el Señor y abrir nuestro ser a El continuamente. Entonces seremos llenos de El.

(Sacerdocio, El, capítulo 4, por Witness Lee)