Sacerdocio, El, por Witness Lee

EXPERIMENTAN A CRISTO COMO LOS PANES DE LA PROPOSICION

“Y tomarás flor de harina, y cocerás de ella doce tortas; cada torta será de dos décimas de efa. Y las pondrás en dos hileras, seis en cada hilera, sobre la mesa limpia delante de Jehová. Pondrás también sobre cada hilera incienso puro, y será para el pan como perfume, ofrenda encendida a Jehová. Cada día de reposo lo pondrá continuamente en orden delante de Jehová, en nombre de los hijos de Israel, como pacto perpetuo” (Lv. 24:5-8). “Y pondrás sobre la mesa el pan de la proposición delante de mí continuamente” (Ex. 25:30).

Después de encargarse de las ofrendas, los sacerdotes debían poner el pan de la proposición en el Lugar Santo. Cristo no sólo es nuestra vida interna sino también nuestro suministro de vida. El es el pan de vida; de manera que debemos experimentarlo como nuestro suministro de vida. Esto es poner a Cristo sobre la mesa como pan de la proposición. Al experimentarlo como nuestro suministro de vida interior, somos capacitados para ponerlo delante de Dios y de los demás; cuando asistimos a las reuniones o nos relacionamos con personas de otros lugares, podremos presentarles a Cristo como la vida interior. En vez de ser superficiales o emocionales, debemos profundizarnos en el Señor. Cristo está en nosotros, pero necesitamos experimentarlo; El mora en nosotros y está escondido en nosotros como nuestro suministro de vida. Este Suministrador debe ser presentado no sólo para ser la satisfacción de otros, sino también la de Dios.

Si alguien preguntase: “¿Cuál es la experiencia genuina del Cristo que mora en nosotros?” Permítanme darles una explicación que tal vez ayude. Supongamos que uno tiene problemas; si ora al Señor sólo pidiéndole que se los resuelva, entonces es un cristiano externo, o sea, un cristiano del atrio. El Señor está dispuesto a escuchar esta oración, si la hace un recién convertido. Es posible que después de orar así, el Señor le quite los problemas, por lo cual clamará: “¡Aleluya, alabado sea el Señor!”. Pero uno todavía está en el atrio.

Sin embargo, llegará el tiempo en que estaremos en una situación en la que cuanto más le pidamos al Señor que nos quite los problemas, más tendremos. Entonces pensaremos que sería mejor no orar, porque no importa lo que pidamos, el problema aumenta. Esta experiencia nos obliga a entrar en el Lugar Santo a fin de resolver el problema interiormente. Esto nos forzará a conocer al Señor no sólo como el Cristo ascendido sino también como el Cristo que mora en nosotros.

¿Comprendemos por qué tenemos problemas y pruebas? Tal vez me digan: “Hermano, esto no es el evangelio, ya que no son buenas nuevas”. ¡Pero realmente sí son buenas nuevas! Los problemas y las pruebas nos obligan a ser creyentes internos y no superficiales, y nos ayudan a profundizar en el Señor para comprenderlo, no sólo como el Cristo resucitado y ascendido sino también como el Cristo que mora en nosotros. Entonces le experimentaremos a El como la vida interna y el suministro de vida. Descubriremos que nos basta Su gracia (2 Co. 12:9). Cuantos más problemas tengamos externamente, más experiencias internas tendremos de Cristo como el suministro de vida.

(Sacerdocio, El, capítulo 8, por Witness Lee)