Sacerdocio, El, por Witness Lee

SOLAMENTE EL MINISTERIO SACERDOTAL PUEDE EDIFICAR A LA IGLESIA

Básicamente, la iglesia se edifica por el ministerio sacerdotal, no por la enseñanza. Las iglesias locales tienen que ser cuerpos de sacerdotes locales. No necesitamos hablar mucho, pero sí necesitamos el ministerio sacerdotal. Una iglesia local fuerte es la que está llena de personas que oran. Tal vez no sean muy elocuentes ni sepan enseñar muy bien, pero son fuertes en la oración. Sus espíritus son fuertes en la oración porque practican el sacerdocio en su andar diario. Han aprendido a abrir su ser al Señor, a acudir a El para estar en Su presencia. Han aprendido a ser llenos y absorbidos por el Señor. Por eso sus espíritus están tan llenos de vida y son activos. Cuando llegan a las reuniones, nada los puede apagar. Hay algo ardiendo en sus espíritus.

No deben pensar que les estoy animando a que oren y le pidan al Señor que haga algo por nosotros o por la iglesia; no me refiero a eso. La verdadera oración consiste en abrir nuestro ser al Señor. No le pidamos que haga algo, simplemente abrámonos a El y dejemos que nos llene de El. Entonces El nos dará una comisión para que oremos y nos guiará en nuestra oración. Esto concordará con el sentir interno, no con nuestra manera de pensar.

¿Por qué necesitamos orar? Oramos porque no podemos hacer nada. No podemos ser ancianos ni diáconos ni evangelistas. Es por eso que oramos, lo cual significa que ponemos nuestra confianza en el Señor. Otra razón por la cual necesitamos orar es que comprendemos que Dios tiene que hacer algo por medio de nosotros. Es extraordinario que sin nosotros, Dios no puede obrar. Sin nosotros, el Señor no puede predicar el evangelio ni salvar a los pecadores. Aunque nosotros lo necesitamos a El, El nos necesita aún más. La tercera razón por la cual debemos orar es que Dios quiere mezclarse con el hombre. Oramos para abrir nuestro ser a El a fin de que El pueda mezclarse con nosotros. Cuando Dios y el hombre se mezclan mediante la oración sacerdotal, Dios fluye desde el hombre para llevar a cabo Su obra.

Vemos que si deseamos edificar la iglesia, primero debemos comprender que no podemos hacer nada. No podemos edificar la iglesia, pero tenemos que hacerlo. Esto nos hace sentir la urgencia de orar. Ni aun el Señor puede edificar la iglesia si no oramos. La edificación de la iglesia sólo se logra por la mezcla de Dios con el hombre. Es necesario que algunos se ofrezcan al Señor para que El se mezcle con ellos. Entonces será posible que la iglesia sea edificada. Esta edificación no es realizada por el ministerio de la Palabra, sino por el sacerdocio. Sencillamente, tenemos que aprender a practicar el sacerdocio; después veremos el resultado.

Al leer la historia de la iglesia y las biografías de muchas personas espirituales, encontramos el mismo principio. Lo importante no es trabajar ni ministrar, sino practicar el sacerdocio. Necesitamos el ministerio sacerdotal. Por supuesto, se necesitan personas que trabajen en el atrio, pero tenemos que saber que todas las actividades que se llevan a cabo allí, tienen que estar bajo la dirección de los que están en el Lugar Santo o en el Lugar Santísimo. Todas las actividades externas tienen que estar bajo la dirección del sacerdocio interior. Hoy necesitamos el ministerio sacerdotal.

(Sacerdocio, El, capítulo 6, por Witness Lee)