Sacerdocio, El, por Witness Lee

EL SUPLEMENTO DE DIOS PARA EL SACERDOCIO

En Exodo y Levítico el Señor ordenó y designó muchas clases de personas para que le sirvieran. En el principio del libro de Números, el Señor le dijo a Moisés cómo hacer de estas personas un ejército para salir a la batalla. En el capítulo seis de Números, mientras el Señor le decía a Moisés cómo organizarlas, le dio un suplemento. El Señor designó sólo a la casa de Aarón, de la tribu de Leví, para que fuesen sacerdotes. Los demás levitas que servían en el tabernáculo no eran sacerdotes.

Supongamos que la casa de Aarón no fuera fiel al Señor y que lo abandonara. ¿Qué haría el Señor? Quizás esto nos parezca extraño, pero está en la Biblia. Por ejemplo, Abraham fue escogido por Dios después de que el linaje creado cayó. De Abraham salió el pueblo de Israel con el cual Dios se propuso hacer un reino de sacerdotes. Según la Biblia, un sacerdote es uno que se abre al Señor para mezclarse con El a fin de contenerle y expresarle. La intención de Dios con toda la nación de Israel era hacerla un reino de sacerdotes; sin embargo, debido al fracaso de la nación, el Señor escogió a la tribu de Leví para que representara a todo el pueblo. Pero no todos los de la tribu de Leví fueron escogidos por el Señor como sacerdotes; solamente los de la casa de Aarón.

¿Acaso la casa de Aarón nunca caería? Con el tiempo, llegó a caer trágicamente en los tiempos de los hijos de Elí (1 S. 2:12-17). Pero el Señor había previsto esta situación. Además de designar a la casa de Aarón para que fueran sacerdotes, proveyó un suplemento en el capítulo seis de Números. Este suplemento significa “por si acaso”. En caso de que la casa de Aarón fracasara, el Señor había abierto una puerta lateral como provisión en caso de necesidad. Cuando la puerta de entrada se daña, se necesita una puerta lateral. Es por eso que tenemos el voto nazareo.

Ser un nazareo no se limita a ciertas personas, porque cualquiera puede hacerse nazareo. Si la persona es levita, miembro de la casa de Aarón, hombre o mujer, de todos modos la puerta auxiliar está abierta. Ni siquiera las hermanas deben estar molestas de que todos los sacerdotes del Antiguo Testamento fuesen varones; la puerta lateral está abierta tanto para los hombres como para las mujeres. En tiempos normales, la entrada principal es suficiente, pero cuando las circunstancias son anormales, se necesita la puerta auxiliar. El principio del voto nazareo consiste en que la puerta está abierta para todos, sin excluir a nadie.

(Sacerdocio, El, capítulo 7, por Witness Lee)